27 agosto 2008

Esparcimiento veraniego (XII)

Etiquetas: ,

26 agosto 2008

Falling man

Terminé hace unos días El hombre del salto, la intensa novela de Don DeLillo. Su sincera/ sentida/magnífica regurgitación del once de septiembre de dos mil uno. Los ensimismados personajes de DeLillo buscan sitio en la Historia y en sus vidas tras comprobar que las barreras que los protegían son papel. Aquellas picket fences que tantas veces vemos en el cine/TV sujetan a duras penas el vendaval de los nuevos tiempos. Las amenazas, bien lleven turbante o manejen hoja de cálculo, están aquí. Concretas, esparciendo ceniza y miseria. La opulenta sociedad americana, a pesar de sus claroscuros, tenía elasticidad suficiente para observar, desde algo parecido a una isla, lo problemas de los otros. Esto cambió el once de septiembre.
La reacción islamista/yihadista (o lo que carajo sea y cómo se diga) salta las vallas y se mete en casa con todo su arsenal de espanto, lanzando vidas jóvenes a destruir otras vidas jóvenes. La convulsión es total. El sentimiento de soledad y pérdida es irrefrenable. DeLillo está aquí para contárnoslo. De manera formidable.

Etiquetas: ,

24 agosto 2008

Sánchez Bolín en el Angliru

Etiquetas: ,

22 agosto 2008

Primero rescate a mi hija

Dice Arcadi que en el buceo en mierda o en lágrimas aparecen diamantes humanos como el que titula esta entrada. La tecnología nos arrastra en una avalancha de información y ruido desde el minuto uno. Asistimos a un espectáculo que mezcla la realidad y la nada, horas y horas de radio y televisión, horas y horas de vacío. El guión se sigue casi a la perfección, incertidumbres, charlatanes, políticos con corbatas negras, el oportunismo, ejecutivos sobresaltados, el kilómetro sentimental, un vigilante jurado con un cigarrillo, el descaro y la imprudencia, los lugares comunes. Y la mirada oceánica encharcada. Tan cierto uno como lo otro.
A pesar de lo previsible de la digestión, queda espacio para la estupefacción. Enric González dice que los medios de comunicación son el brazo rentable de la opinión pública. Una rentabilidad que se construye con autopromociones, titulares soeces si no directamente delictivos, en opiniones sin fundamento, en editoriales ventajistas, y que se mide con shares, difusiones, EBIDTA y beneficio antes de impuestos.
Y por encima de los medios, o a su lado, o más abajo, los políticos. Interrumpiendo sus vacaciones. En interminables caravanas de coches blindados full equipe, con asesores, subsecretarios, jefes de gabinete y de pensa. Incluyo al Monarca en la clase política, faltaría más. Audiovisualmente ausente y perfectamente informado cuando no había información.
A la mierda.

20 agosto 2008

The Sopranos


La gran película contemporánea.
Ochenta y seis capítulos en miles de minutos que pasaron como un suspiro. Lustran nuestra estantería y son garantía de noches de verdadero cine. Dice Boyero que el buen cine de estos tiempos está empaquetado en las series de televisión americanas. El DVD nos permite diseñarnos la programación y nos hizo definitivamente libres.
Siete años de Tony, Carmela, A.J., Meadow, Pauli, Chris, Bobby Baccala, Junior y los demás. Cuatro años asomados a sus vidas. Se metieron en nuestra casa, desde el pantallón tienen tamaño real, podemos oler la salsa de tomate de los macarrones, oír el pálpito de la música del Bada Bing, sentir el impacto de la violencia abrupta, la humedad de New Jersey, el aroma del café a la puerta de Satriale’s, tantas cosas.
David Chase creó personajes y nos mostró personas, con sus claroscuros, múltiples facetas, sus debilidades y su asimétrico código moral. Y de paso, trazos sobre el cine, la Historia, la religión, el cinismo, la familia, la maldad, el instinto, el terrorismo, el racismo, el pasado y el futuro, el pánico, la lealtad, la mentira, la abundancia, la condición humana: una enciclopedia como una pintura negra.
Sobre el final de la serie, que conste aquí: es perfecto. Será un mito de la cultura popular.

Etiquetas: , ,

18 agosto 2008

Viaje por Quirós

N. y yo emprendemos viaje en una taciturna tarde de sábado. Nuestro destino es el Tejo de Bermiego, en el concejo de Quirós. Un recorrido emocionante, sentimental y hermoso.
Arrancamos en Pola de Lena. Partimos solos, no hay compañeros para este viaje. Armados con una cámara de fotos de pilas exhaustas y con la configuración desarmada por manos infantiles, llevamos también un par de prismáticos y la guía no escrita de una singladura mil veces soñada, mil veces trazada, mil veces recorrida. Muñón fondero y la Soterraña, una postal de ingenieros belgas, los de los palacios azules. Alcanzamos la pista que hace las veces de suplente a la carretera desventrada, nos asoma a Llamo y a las minas de Rioseco. Una terraza lluviosa para imaginar el siglo diecinueve, para admirar los árboles que rompen techumbres, para esbozar otra excursión en sábado. Entre la niebla encontraremos el valle de Peral, llegaremos al once. En la siguiente curva, la panorámica interpretada. Desde Cortes hasta el Gamoniteiro, Cienfuegos, la ermita de la Virgen de Alba, un tapiz de bosques, praderas y siebes, de pueblos al sol, de amenazas de lluvia. Bermiego, y un tejo descomunal que asoma por nuestros lados cuando nos fotografiamos satisfechos y sonrientes. Esperando que salgan enanos, orcos, elfos y hobbits aparecen trasgos, xanas, cuélebres y otras mágicas criaturas autóctonas, puede que hasta la güestia. La copa del árbol es cúpula de un palacio vegetal y sereno que ofrece vías de escape al día/día frenético y alienante. La ermita está bien cuidada, con una devoción que no entiendo. Está separada del pueblo y se llega por una autopista de hormigón que en el desvío anterior al cartel explicativo muestra la verdadera cara de estos caminos, frío, humedad y barro. En el soportal tres adolescentes blasfeman bajo los flequillos filete, y yo me pregunto dónde quedó el estupor ante la serenidad de la naturaleza, ante la armonía de la arquitectura del dieciocho, ante la verdad de la piedra y la madera. Las niñas no quieren entender nada y se conforman con una portada con un mohín de aburrimiento. Aunque acaben de cumplir los quince y sus tormentosos sueños no les permitan comprender qué se esconde bajo la sombra de un árbol de mil años, prefieren la estulticia de estos tiempos modernos a la sencillez de una vida con memoria y con Historia.


Paramos cien veces en la carretera y en San Pedro de Arrojo y su albergue. Ante un llerón gigante compartimos una cerveza fría como Burton y Speke mientras oteamos dos riscos que no nos convencen como ruinas de castillo. En el llerón la ribera tiene un lindero arbóreo, perfecto, sombrío, acogedor. Nuestro interés es la caseta blanca que alojó un transformador y que es el contrapunto industrial al descolgado ábside la iglesia de San Pedro, junto al palacio de la casa de Quirós.
Con la música que Howard Shore escribió para el anillo enfilamos hacia Lindes, el refugio de Mateo Escandón. Nada más arrancar, un cargadero restaurado es refugio de ciclistas y el portal de una catedral mercantil y laica que se derrumbó en los años sesenta del siglo veinte.


Seguimos una carretera que es para nosotros y nuestro entusiasmo. En una curva vemos una pasarela sobre el río, dos troncos con unos rudos peldaños. Nos tiramos del coche y bajamos a una estampa del bosque asturiano, con las piedras cubiertas de musgo, el ruidoso silencio de unos animales que no sabemos si acechan y el fulgor del agua pura titilando mientras las ortigas nos escriben una picante dedicatoria en los antebrazos.


Obviamos Cortes y llegamos a Lindes para escoger casa. No hay duda, la del gran portalón al lado de la iglesia, donde una vez imaginé a Mateo y a Carmela esperando la sombra de la noche y el fuego de la mirada.


Regresamos entre una procesión de vacas, salvando de la fotografía imágenes para nuestro exclusivo recuerdo, sin el riesgo de la posteridad, planeando futuros que no existen, deseando volver allí, a Quirós.


dedicado a N., experto en relojes, esquiador y amigo

Etiquetas: ,

13 agosto 2008

Esparcimiento veraniego (XI)


Etiquetas: ,

11 agosto 2008

La Llera

Sábado. Dos cajas de sidra. Lechazo de Valladolid. Empanadas de morcilla, setas con queso y manzana. Queso manchego y de Cabrales. Hierbabuena del prau para los mojitos. Tres jarras. Diecisiete adultos/niños. En verdad, de niños sólo el heredero. En la piscina llegamos a ser catorce. Leña del Paragüay. Ocho farias y el puro del jefe del agua. Dos perros, Ron y Nico. Los de las COES asomando como focas monje. Saltos de fuera a dentro y saltos de dentro a fuera. Dos bañadores compartidos y gayumbos con calaveras. Borbotones de risas y anchos de metro y medio. Música desde el altillo. Chuletillas para merendar. Aroma de manzana asada. Jamón de toque ahumado y chorizo dinamitero. Pan a la brasa para el Cabrales. Carreras perrunas tras la manzana rodante. La noche. Las barras de acero, la esquina, la fuerte pendiente. La magulladura para el día después.
El recuerdo irreemplazable. La promesa de volver.

Etiquetas: ,

10 agosto 2008

Columnata

Etiquetas: ,

09 agosto 2008

La Flor

Etiquetas: ,

08 agosto 2008

La puerta del cielo

Etiquetas: ,

07 agosto 2008

Llagüezos

Etiquetas: ,

06 agosto 2008

Ilex aquifolium

Etiquetas: ,

05 agosto 2008

Aparición

Etiquetas: ,

Mil

Este blog tiene más de mil entradas, según Blogger, mil ocho. Un camino milenario. Quizás no es nada.
Gracias a los que lo habéis recorrido conmigo. Quizás lo sois todo.

Etiquetas:

04 agosto 2008

Camino de Lindes

Etiquetas: ,

03 agosto 2008

Sánchez Bolín en el alto de la Cobertoria

Para nosotros, el once.

Etiquetas: ,

02 agosto 2008

El milagro del agua

Etiquetas:

01 agosto 2008

Uno

Dicen los papeles que es uno de agosto. El mes de la estampida. Espero en la acera a que abran el banco. La luz del día es potente y directa. Ilumina los medios y muestra descarnadas nuestras miserias. Hay agua en Marte pero nuestros bolsillos están vacíos. La ilusión por la tecnología nos hizo creer que podíamos modelarlo todo, resolverlo todo, ganarlo todo. Ahora sólo alcanza a medio diagnosticarlo todo.
Tengo un reloj que se alimenta del sol, la fuente primaria de luz. No tengo que mover la mano, incluso muerto funcionaría, el único requisito es que donde caiga llegue algo de luz. Me sobrevivirá, funcionando incluso. Marcará el tiempo más allá de cuando a mi no me importe nada.
Como tampoco lo hace que sea uno de agosto.

Días de veinticuatro horas

En realidad entre las máximas conquistas de la civilización moderna está una que es muy sencilla de especificar: la luz artificial ha conseguido que, en efecto, el día dure veinticuatro horas.