31 octubre 2005

The Sopranos

Escribo sobre los Sopranos. Vemos un capítulo cada domingo, ahora la primera temporada.
Cada vez me fascina más la entrada de los episodios. Con el fondo musical de Alabama 3 y su Woke up this morning, recorremos con Tony Soprano el camino a casa.
Desde la ventanilla vemos el trasfondo industrial de Nueva York, depósitos de hidrocarburos con recordatorios de prudencia para los conductores, puentes metálicos sobre el río, aviones despegando, camiones y más camiones, Pizzaland, casas de ladrillo, viviendas unifamiliares con jardines raquíticos, todo en madera. Según nos acercamos a casa de Tony los edificios adquieren otro empaque, llegamos a la zona de los propietarios con posibles, aunque sea vendiendo carnes enroscadas en una barra de inoxidable.
Parece otoño, los árboles no tienen apenas hojas y la luz es de cemento.
Es el patio de atrás de un país descomunal, durísimo como los puños de Tony, despiadado con los que dudan y magnífico en historial financiero e industrial, y de alguna forma, presa de su pasado brutal hecho a golpe de determinación y sangre. Lo canta Alabama 3:
(...)
When you woke up this morning everything was gone.
By half past ten your head was going ding-dong.
Ringing like a bell from your head down to your toes,
Like a voice telling you there was something you should know.
Last night you were flying but today you're so low
Ain't it times like these that you wonder if you'll ever know
The meaning of things as they appear to the others:
Wives, husbands, mothers, fathers, sisters and brothers.
Don't you wish you didn't function,
Don't you wish you didn't think
Beyond the next paycheck and the next little drink'
Well you do so make up your mind to go on,'cos
When you woke up this morning everything you had was gone.
Woke up this morning
Woke up this morning
Woke up this morning
You wanna be the Chosen One.
Woke up this morning
Woke up this morning
Woke up this morning
Got yourself a gun.
Got yourself a gun.
Got yourself a gun.

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30 octubre 2005

In a lonely place (1950)




Ayer noche, en el cine de mi casa, con la chica de mirada oceánica (gracias, obrero del blog). Columbia/Sony están haciendo un encomiable esfuerzo por editar en DVD los Columbia Classics, que los cinéfagos agradecemos dejándonos los euripios por las tiendas virtuales de allende los mares.

Tremendo peliculón que firma el escueto Nicholas Ray, conocido por estos lares por Rebel without a cause (1955), The savage innocents (1959), aquí Los dientes del diablo, 55 days in Pekin (1963), King of Kings (1961) y, por encima de todas, Johnny Guitar (1954).

Drama envuelto en fotogramas negros y mejillas golpeadas. Humphrey Bogart, además de producir la película, borda el papel del guionista de arranques violentos, Dixon Steele, que se ve encuelto en un caso de asesinato. Su coartada, Gloria Grahame/Laurel Gray, vive en su mismo edificio de apartamentos (remedo del domicilio en el que vivió Ray cuando se trasladó a Hollywood).
Como era de esperar, se enamoran de forma absoluta, rescatándolo a él de su abulia e inspirándolo para que escriba un gran guión, basado en un mediocre bestseller que la asesinada le resume a Dixon la noche de autos, hecho que lo convierte en sospechoso. Esta sospecha es el McGuffin que guía la trama por loos vericuetos del espíritu agresivo y sin contrl de Dixon.
Hasta aquí, una trama más o menos convencional. A partir de este momento, los arranques violentos de Steele/acero hacen dudar a Laurel de la inocencia de su novio e incluso, temer por su propia vida.
Tenemos una película remachada por director y protagonista de forma que no la podemos concebir con otro que no sea Bogart, al estilo de Vertigo y Hitchcock/Stewart. Bogart da auténtico miedo como guionista que no puede controlar su furia, y genera enorme compasión cuando vemos como esto lo lleva a perderlo todo, a Laurel, en una de las escenas finales más tristes que quien esto escribe puede recordar, pisada por el The End, que nunca tuvo más significado.
Además, Ray y su guionista, Andrew Solt, aprovechan para explicarnos qué hay detrás del Hollywood de las palmeras y los éxitos que rompen las taquillas. Conocemos el lugar solitario en el que trabaja el guionista de encargos, cómo vagan por los mares etílicos las estrellas venidas a menos y las pretentendientes a starlettes, y como también somos prisioneros de nuestras hechuras vitales.
In a lonely place es también el corazón, Laurel y Dixon llevan toda su vida buscando, tratando de encajar en el guión de su existencia las frases:

I was born when she kissed me
I died when she left me
I lived a few weeks while she loved me

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Batman begins (2005)


Batman begins (2005). Interesantísimo tratado de Christopher Nolan sobre la culpa, el miedo y los demonios interiores. Al menos, en su primera parte. Después se queda en una buena película de superhéroes, que no es poco, en los tiempos que corren.

Relata el viaje de Bruce Wayne desde sus miedos en el pozo donde lo sobresaltan los murciélagos hasta convertirse en una auténtica máquina de asustar, que hace del miedo su mejor arma. Leí alguna vez que el único mito estable en todas las antropologías es el viaje del héroe. Aquí lo tenemos una vez más.

Los villanos, que van y vienen logrando una sorpresa casi inesperada, deciden acabar con Gotham, Chicago mutado en ciudad mítica, sembrando el miedo con toxinas vaporizadas.
Toxinas de intención psicótica, o como se diga, hacen brotar el pánico en el alma de los hombres que viven en un fin de siglo decidamente implacable.
La chica de mirada oceánica y yo coincidimos en que es el mejor Batman de todos, aunque en las peleas finales no esté claro el reparto de hostias, pues no es el objeto de la película enseñarnos las últimas novedades en software. No hay personajes de relleno, no hay bromas entre leche y leche, la fotografía es magnífica, tejiendo en negro y azul el fondo del trayecto. Salvo Katie Holmes, que no transmite la entereza que su personaje pide, el equipo actoral es digno de estudio y envidia de los profesionales del casting, Rutger Hauer, Christian Bale, Morgan Freeman, Ken Watanabe, Liam Neeson, Gary Oldman, Michael Caine, Tom Wilkinson, la rehostia en varonil, sin alardes de abdominales.
Ya tengo ganas de verla de nuevo.

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29 octubre 2005

Cómo los conocí

Leo al obrero de blog y aparezco citado, seudónimamente, como sugeridor/conseguidor en asuntos de artistas mayores. A él le debo disfrutar con Bright eyes.
Me examino y trato de rescatar asesorías en temas musicales más allá de las que puedan llegar en el tráfago de la radio, la televisión, el cine y las revistas. No recuerdo ninguna.
Cómo conocí a Neil Young. Su música, quiero decir. A él cuento con no conocerlo nunca. Me importa un carajo, dame la obra y quédate con el artista. Te ahorras decepciones, a veces les huele el aliento o son de derechas. Quizá fuese de oirlo citado como influencia evidente de otros artistas, tanto menores como mayores. La curiosidad me llevo a buscar un disco, probablemente en Foxy, que incluyera Like a Hurricane, no se porqué. Lo encontré. He viajado por la Historia de la mano de American Stars´n bars hasta hoy, los lectores (¿hay alguno?) de este blog lo pueden corroborar. Le doy las gracias al huracán de las radios que me trajeron los vientos, ora furiosos, ora sedosos, del canadiense. Me mezco con Only love can break your heart, collar de perlas en el tesoro de After the gold rush.
New order apareció fulgurante en Superchannel, un canal de televisión que nos llovía por el satélite, en los primeros años del exilio vallisoletano, y que resultó fundamental para mi ¿educación? musical. True faith, en mi maleta para toda la vida, vino del aire, y se quedó para siempre. Después llegaría Joy Division, en un viaje en el tiempo recorrido al revés, de los vivos a los muertos.
¿Se imaginan descubrir, de repente, en el Superchannel, Live Rust?
Voy al cine con los amigos, nos ponemos culturetas, a por la entonces última de Wim Wenders, antes de que se pierda en el sueño americano. La obra se llama Der Himmel über Berlin (1987), El cielo sobre Berlín. Hay una secuencia inolvidable para mí, en un club donde toca Nick Cave, acompañado de las malas semillas, The Bad Seeds. El crooner punk, siempre de traje, inventando el corte de pelo de Vincent Vega. Qué descubrimiento. También navegaba por las ondas del Superchannel. Ahora acumulo disco tras disco de este artista mayúsculo, al que conocí en el cine Manhattan. Se puede recuperar y disfrutar ese espíritu en God is in the house.
Neil Young, New Order, Nick Cave. Todos empiezan por N. Quien se aburra, que le busque explicación, pero que no me la cuente. Me importa un pijo.

28 octubre 2005

Placeres de la vida (IV)

Le toca el turno al botón REPEAT. Desde que evolucionamos del tocadiscos de aguja a la reproducción digital de los CD podemos machacarnos durante horas con la misma canción. A mí me pasa mucho. Es inevitable, te cogen por el estado de ánimo y ya no puedes desprenderte de ellas.
Cuando murió mi abuelo escuche cientos de veces Fallen angel, del canadiense de la camisa de cuadros,

Fallen angel
Who's your saviour tonight
You're surrounded
by these walls
and neon lights

Hungry people
move like waves
behind the beat

Where's the big drum

Where's the feel
of body heat

Where's the big drum

Where's the feel
of body heat

Neil Young, un armonio y la tristeza infinita por el capitán Blanco, que murió coronel.
Como decía Máximo, te cogen por el brinquillo, de repente. Aciertan de pleno, dicen lo que queremos oir, una y otra vez, como nunca soñamos que se pudiera decir. En la forma exacta por la que el diablo se lleva el alma de quien encuentra el estilo, las palabras, la melodía, el sentimiento, el corazón que retumba.
Aquel noviembre de gris, con Black is the colour, versión Paul Weller, retumbándome en los venas, pegado al ordenador, herido de muerte.
She is so beautiful/Ella es tan hermosa, me susurraba Mike Scott al oído, mientras se me rompía el alma suspirando por la niña de mirada oceánica, quemando kilometros en la cicatriz de caliza.

She is so beautiful
I've got no words to describe
the way she makes me feel inside
I'm flying solo,
as free and as light as a bird
yet I'd lay my wings down in a moment
to guard and comfort her

She is so beautiful
light-filled, loving and wise,
laughter dancing in her eyes
All my road is before me
and I never did plan on a wife
yet she's the most beautiful soul
I ever have met in this life

For she is like a song
She is like a ray of light
She is like children praying
Like harps and bells and cymbals playing
and she is like a wind
moving, soothing, bringing joy
and here am I
destroyed

She is so beautiful
I don't know what I'm going to do when I leave
except grieve

En el pozo Cablero son días tristes, de reconversión, de paso de nubes, días de perro negro. Despidos y despedidas, augurios de tiempos de dientes afilados. Lobos en cada esquina, tontos por doquier, coyotes por los pasillos, tontos peninsulares, payasos a dos funciones diarias, cornadas sin torniquete.
A los que nos queda corazón el dedo se nos pega al REPEAT, buscando un alivio. Ahora estoy cosido al Brand new start del más elegante.

I'm gonna clear out my head
I'm gonna get myself straight
I know it's never too late
To make a brand new start

I'm gonna kick down the door
I'm gonna get myself in
I'm gonna fix up the yard
And not fall back again

I'm gonna clear up my earth
And build a heaven off the ground
Not something distant on a cloud
But something real to me
But something real to me

All that I can I can be
All that I am I can't see
All that is mine is in my hands
So to myself I call

There's somewhere else I should be
There's someone else I can't see
There's something more I can find
There's only love to me

I'm gonna clean up my earth
And build a heaven off the ground
Not something dsitant on a cloud
But something real to me
But something real to me

Hay que arrancar de nuevo, como sea. Hay esperanza, tiene que haberla.

El oficio de vivir




Todo esto da asco.
No palabras. Un gesto. No escribiré más.

Cesare Pavese
18 de agosto de 1.950

Regresos y vueltas

Vuelven los días de frutos encendidos, de cielos puros y aires como cuchillos. Regresa la congoja por los que salieron de viaje. Vuelven los paseos por la ciudad aterida, por los barrancos de la memoria. Regresa la ilusión con coloretes, envuelta en papel rojo con ribetes dorados.
Yo me he ido.

27 octubre 2005

El restaurante de los números

Con el trabajo pisándonos los talones nos vamos a comer al restaurante de los números. Somos cuatro, nos pesa el día, la semana, el mes y el año. No dejamos de preguntarnos cuál ha sido nuestro error. Quizá pensar que este mundo era nuestro, y las pruebas nos aseguran de manera cierta que no es así.
Hay formas de aliviarse. Conversación, gastronomía, anécdotas a miles, ecos del pasado, risas, puros, bromas. El de Tomelloso encaja bien, transmite buen humor y trabaja como un tigre. Cuenca y Bilbao/Cádiz dan la talla. Yo sólo tomo nota y traigo lo que puedo a este blog, que se me deshace en jirones.
A la vuelta, en el coche, desfile de chistes y atascos por las risas. La tarde la dedicamos a hacer el cabrón. Hay días que se salvan por la comida compartida en el mantel de la desazón y por las miradas puras que me encuentro al llegar a casa, tarde.

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26 octubre 2005

Gracias, tecnología

Anoche tuvimos conversación a tres la Novia de Drácula, el obrero del blog y quien esto escribe.
La Novia y yo en la meseta, el obrero en el Upper West Side. La tecnología es la leche, versión Internet & Skype. Antes, el obrero me estuvo explicando dónde vive, a un paso de Central Park, y pude ver su casa desde el cielo, gracias a Google Earth.
Al cabo de un rato se acercó la abuela de todos al micro de la Novia. A pesar de tanta tecnología, las preguntas fueron de las del repertorio clásico, dirigidas al obrero del blog, que ahora compra sillas por Manhattan. ¿Qué tal estás, hijo? ¿cómo va la beca? ¿trabajas mucho? ¿has cenado? ¿tienes frío?.
Dejamos para esta noche terminar las felicitaciones de cumpleaños.

25 octubre 2005

Lecturas



Compañeros, lean el Bushido.

24 octubre 2005

Lunes

Salgo del garaje. Las luces de las farolas están suspendidas en el aire, mientras que los edificios y chalets se apartan a mi paso. Niebla.
Ayer ví The shining (1980), aquí El resplandor. Buen preludio para un día como hoy. La película merece comentario aparte. Quizá mañana.

23 octubre 2005

Terrence Malick

Nació en Illinois, creció en Texas y Oklahoma. Lo comparan con Salinger porque no se deja ver. Para qué, si ya lo dice todo en la pantalla. Este hombre que mandó al carajo una tesis sobre Heidegger porque se enfadó con su tutor, nos deja su genio en tres magnos retablos, Badlands (1973), Days of heaven (1978) y The thin red line (1998). Claúsulas en los contratos prohibiendo fotografías suyas dentro o fuera de los rodajes rellenan la leyenda que se completa con unas películas cojonudas, que al final es lo que vale.

Para mí fue un descubrimiento tardío, que arrancó con The thin red line, dejándome estremecido más allá de donde llegaron otras meritorias revisiones de la Segunda Guerra Mundial, como Saving private Ryan (1998). Escribo estas líneas escuchando Everywhere, del bardo rojo/Billy Bragg, otro fresco sobrecogedor sobre lo que aquella guerra hizo en los hombres. Ya la he visto cuatro veces.

De ahí pasé a Badlands, dando lecciones a Stone, Tarantino y compañía sobre lo que es la alienación, los deseos de notoriedad, el descreimiento sobre la muerte, las ganas de trascender, la violencia sin tasa. Colosales Sissy Spacek y Martin Sheen. Los guardias que los capturan, sabedores de la muerte segura del personaje de Martin, le desean suerte, lo tratan paternalemente, se sienten cerca del mito.

La tercera píldora es Days of Heaven, donde una fotografía exquisita, el dominio del encuadre y la distancia entre hechos y ojo/cámara desbrozan la lectura más amarga y poética sobre las esperanzas de la working class americana de principios de siglo, que bascula entre lo rural y lo industrial sin encontrar su sitio. Por encima de eso, las pasiones que brotan como virus entre los protagonistas, unos estupendos Richard Gere, Brooke Adams y Sam Shepard. La voz del personaje de Linda Manz nos lleva por la historia, que vemos con los ojos de la niña.

De aquí, al ¿retiro? durante años. En cuanto comenzo la selección de actores para The thin red line, bofetedas por todo Hollywood para poder participar. Se llevan el gato al agua Jim Caviezel, Nick Nolte, Sean Penn, Elias Koteas, Adrien Brody y John Cusack, entre otros. George Clooney queda para los postres. Protagonistas de verdad, los soldados americanos y japoneses, presencia de indígenas, la muerte en el río, la música, los pasajes ensoñados con la esposa perdida.

Ya se pueden ver avances de su próximo estreno, The New world (2005), sobre Pocahontas y John Smith. Avances que auguran lecciones sobre el enfrentamiento entre culturas, entre el hombre y la naturaleza y entre los propios hombres. Es decir, sobre la vida, sobre hoy mismo. Esperamos impacientes.

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22 octubre 2005

Placeres de la vida (III)

El regusto del chocolate en la boca.

Esa retranca amarga que queda después de morder la trufa densa, la tableta tiesa, la mus espesa. Brisas lejanas, quizá septentrionales, de marmitas de chocolate en la chimenea, el chocolatón que decía el abuelo, enamorado del merengue.

Dicen algunos muy sabios que comparte moléculas con la marihuana, de ahí la paz que nos embriaga después de cada homenaje en marrón. El hijo del Theobroma cacao nos lleva de la mano, cogidos por la lengua, a mundos donde el silencio campa y nos sentimos definitivamente bien.

Dejen que el cacao sea mayoría, no lo saturen de azúcar, y los frutos secos a distancia. Queremos sólo el ébano brillante envuelto en papel plateado o dorado, lingote de medida de bancos honrados.

Voy a por otra trufa.

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21 octubre 2005

Fiestas

Tras un año de larga espera, vuelve a ser el cumpleaños del niño.
Esta vez tendrá dos, la de la familia, como todos los años, en casa, mañana. La otra, con los amigos del colegio, por vez primera. Llevamos contando en semanas desde agosto, y en días desde la tercera semana de septiembre. Hoy se despertó en nuestra cama, como muchos días, y se echó a correr por el pasillo gritando que ¡hoy es el día!.
Esta tarde iremos a un parque de interior, de esos que en la meseta utilizamos durante el invierno para desbravar a los pequeños. Será el rey de la fiesta, presidiendo la mesa desde un trono en el que figura Hoy cumplo seis años. Como un Dennis Hopper en Apocalypse Now, tengo el encargo de grabar y fotografiar todo el evento. Magna empresa. Aquí me gustaría ver a Coppola.
Me despido de ellos como cada mañana. El niño pide ya los regalos, impaciente. Suave, le dice el padre, que la fecha es mañana, aunque la primera fiesta sea hoy. La hermana lo mira de refilón. Lleva tres meses esperando su cumpleaños. Le quedan nueve.

20 octubre 2005

Prairie wind

Sopla Prairie wind, el viento de la pradera.
Ya está en mis manos, que tiemblan como cada vez que me compro un CD del hombre que bajó a Estados Unidos en un coche de funeraria.
Colores sepia, foto en contraportada de unos infantiles Neil y hermana, dedicatorias al padre, promesas de country.
Cuento los minutos para escucharlo.

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Placeres de la vida (II)

Cenar con los amigos.
Los ojos rojos de conducir, los oidos podres de oir pijadas. Llego a tiempo, desde la Asturias light. Seis asistentes. Restaurante de nombre impronunciable. Gambas al ajillo. Dos de fabes con perdiz, soberbias. Arroz con pichones, a esgalla, supremo. Abadía Retuerta para las gargantas, inflamadas de la conversación. De postres, además de otros torpedos, trufas como albóndigas, como debe ser.
Risas, carcajadas, bromas, puros, rumores, pinceladas del pasado y del futuro, anatomías comparadas.
Llega la diosa rubia, radiógrafa tenaz de la condición humana y escrutadora implacable de la debilidad del simple. Buen remate de la velada.
Los valientes toman copas, los mansos nos vamos a dormir.

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18 octubre 2005

Agua

Ha vuelto el agua, empapándolo todo. Como un ánima pastosa recorre la ciudad lastrando nuestro caminar de paraguas, zapatones y abrigos. Era lo que queríamos, aquí lo tenemos.
Aún sin hacer frío, ya tenemos al invierno enseñoreándose por nuestras calles. Vuelve la calefación, costurón brutal en las cuentas corrientes y amante melosa que nos calienta las tardes. Se abre el túnel, del que saldremos en junio, cuando el sol nos desperece y nos empuje a seguir viviendo.
Paciencia, arrancamos con una fiesta el viernes y otra el sábado. El heredero cumple seis años. Seguiremos informando.

17 octubre 2005

Lunes, diecisiete de octubre

Día de perro negro.

16 octubre 2005

Streets of your town

Round and round up and down
Through the streets of your town
Everyday I make my way
Through the streets of your town
Don't the sun look good today?
but the rain on its way
Watch the butcher shine his knives
And this town is full of battered wives.
Chorus
I ride your river under the bridge
I take your boat out to the reach
Cos I love that engine roar
but I still don't know what I'm here for
Chorus
they shut it down
they closed it down
they shut it down
they pulled it down
Chorus

The Go-betweens le ponen banda sonora a mi deambular por las obras de mi ciudad. Recorro la penúltima gran operación inmobiliaria/urbanística como el coyote de Michael Mann. No me fío de nada, está oscuro, me guía la luna. Piso barro y alambres de trampa para el lobo solitario. En vez de un paisaje de Monument Valley tengo un paraíso de palmeras con forma de grúas. Me aturden Dark laEme, Björk, Neil Young y su Trasher, Antonio Vega, Inmaculate fools y Paul Weller, joder, Paul Weller y Black is the colour, que dice She has the sweetest smile and the gentlest hands / I love the ground whereon she stands. Todas las Rosas de mi vida pasan por esta canción.
Las huríes esperan con pantalones de cintura baja, zapatos de punta y flequillos filete, pero amagan y no dan. Ninguna es Rosa, aunque muchas son rosas. Nos mesamos los cabellos y resoplamos.
Vuelvo a casa caminando, tal como bajé. El fresco de la madrugada me quema los pulmones, mis pies se pulverizan, maldito dermografismo.
Remonto la colina, el descenso empieza suave y luego se despeña hasta casa, Fort Apache.

La ardilla

Camino por mi ciudad al encuentro de los amigos. Me aventuro por la penúltima operación de financiación de las administraciones local y provincial. Zona aún a oscuras, sólo la luna me presta su ayuda. Algunas casetas de obra presentan rectángulos iluminados a la fiera noche.
Qué poco se arriesgan los arquitectos. Bloque tras bloque, no queda lugar para la sorpresa, para el entorno amable. El prisma, en diversos acabados y colores, es la única opción. Parcelas vecinales encerradas entre torres, árboles raquíticos enterrados en el hormigón.
Las calles, vírgenes de coches, lanzan un espectáculo de puntales, ladrillos, losetas, vallas, carretillos, egagrópilas de un monstruo que avanza por nuestro pais dejando un reguero de promociones a precio tasado, adosados, cooperativas, pareados, últimas oportunidades, mercedesbenz, unifamiliares, piscinas, pistas de padel, comilonas.
¿Quién dijo que la ardilla ya no podía atravesar España sin pisar el suelo?. Sólo tiene que cambiar las encinas, los chopos y los alámos por las grúas y los encofrados. Quizá al pasar por Castilla/León le toque coger el autobús, que aquí todavía tiene sentido el término desierto. A pesar de esto, los políticos siguen engordando.

15 octubre 2005

Placeres de la vida (I)

Iniciamos una serie de entradas dedicadas a los placeres de la vida, grandes o pequeños, que jalonan cada día animándonos a continuar hasta el siguiente.

Los percebes, esas uñas hincadas en la roca, golpeados y agitados por bravos mares. Son una bocanada oceánica en sabor y magnitud que nos lleva al verano, al Norte, a la satisfacción de peatones de la Historia alojados en el primer mundo. Las barrigas mutan en cementerios de marisco y los vestidos en disfraces de obispos negros con tiaras con forma de uña de percebe.

Su nombre científico, Pollicipes cornucopia, confirma la magnitud e importancia del personaje con el que tratamos. Cuerno de la fortuna, dedo negro que señala el camino de la opulencia y que anota las veces que los pude comer. Me acuerdo de todas, Avilés, Ribadeo, Pola de Lena, Bilbao, Ferrol, La Coruña, Valladolid. Siete veces, en un recorrido noroeste por el Cantábrico y el Atlántico, ¿por qué será?.

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La fábrica

En un mar de facturas y navajas me enfrento al blog. Hay sol, los niños juegan ajenos a todo, tachando los días para la fiesta.
La foto me hace pensar como trabaja el tiempo contra nuestra memoria. Es un zapador implacable que no descansa mientras desmorona el edificio de nuestros recuerdos. A pesar de todo, no podrá quitarnos nunca el calor de nuestra madre, la energía del padre, los ojos de la hermana, las caritas de los hijos que escuchan embelesados un cuento, el sabor a golosina de la esposa. Ese paredón de la Vega del Ciego, esqueleto resultón de la fábrica de harina, es huella de un pasado que no volverá, pero también, con sus cimientos sobre piedra, es el mojón que en nuestra vividura implacable se vuelve hito de todo el camino recorrido. Que no es poco.
Hoy me pesa todo lo vivido, a la vez que me conforta. No hay memoría vacía, sí una maleta repleta de destellos, emociones y sabores. Para siempre.

14 octubre 2005

DVD

Uno de los inventos del siglo.
Te conviertes en tu propio programador cinematográfico, en el rey del cineclub. Quién pudo soñar con un ciclo sobre John Ford en el que pusieran veinte veces seguidas She wore a yellow ribbon/La legión invencible o quince veces The quiet man/EL hombre tranquilo. Además, The last of the mohicans no será plato navideño, lo podremos paladear cada día. Quién no sueña con una sesión golfa construida sobre The deer hunter/El cazador, The searchers/Centauros del desierto, güisquis y puros, mano a mano con el obrero del blog.
Nos llenamos la cueva de cachivaches tecnológicos para ver películas en blanco y negro, riguroso negro. Es nuestro libre albedrío. La satisfacción del coleccionista cinéfago se hincha viendo en la estantería, que ya revienta, Apocalypse now, Dersu Uzala, Scarface, M, The killers, Point blank, La guerra de las galaxias, Bullit, Hana-bi y tantas otras.
Desde hace un tiempo, las películas empiezan a la hora que yo digo. Me siento el amo.

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13 octubre 2005

Julio Valdeón Blanco

Dedico estas breves a un obrero del blog, Spleen de Nueva York, con el que comparto sangre. Se llama Julio Valdeón Blanco y le da al ladrillo tipográfico desde Nueva York. El erial que ya sufrieron otros lo lleva a América con la intención de ponerle al mundo folios que merezcan la pena. Nos envía latigazos de su genio, sinceros y restallantes, en su diario electrónico. Ya disponible, a diario, en su ordenador.
Además, es un veterano novelista joven (Los fuegos rojos, El fulgor y los cuerpos) que escribe como quien no quiere la cosa, pero que te deja con los nudillos en blanco de tanto apretar las hojas mientras lo lees. Tengo la suerte de haber paladeado Princesa antes que nadie, novelón inédito que en galeradas nos trae un mundo de pasiones, crímenes, intrigas, fracasos, costurones de sangre, traiciones que trascienden el Estrecho de Gibraltar y personas y personajes más grandes que la vida, más pequeños que el mundo que tan bien retrata Julio. Estén atentos a su publicación.
Me espera la nueva Balada de la mala reputación, que ya conocí en tallo verde hace unos meses, recorrido fiero por el camino de quien quiere ganarse la vida escribiendo.
No se lo pierdan.

12 octubre 2005

Like a hurricane

Tras el ensueño doméstico de Will to love, American Stars´n bars (1977) nos trae la canción/río, la madre de todas, la salida al mar con una guitarra, el viaje por las nubes. De nuevo, la emoción. La guitarra de Neil Young centellea, se enseñorea sobre los mares, los océanos urdidos por Crazy Horse. Desde que lo escuché por primera vez está incrustado en mi cancionero como un diamante en la roca y mi vida transcurre enredada entre los discos de Neil. Ya me acompañan cuarenta.

Once I thought I saw you in a crowded hazy bar,
Dancing on the light from star to star.
Far across the moonbeam I know that's who you are,
I saw your brown eyes turning once to fire.

Los bares, el reflejo de la luz, el amor, la pasión, el fuego.

You are like a hurricane
there's calm in your eye.
And I'm gettin' blown away
to somewhere safer where the feeling stays.
I want to love you but I'm getting blown away.

Como un huracán. La paz en el ojo del huracán, tus ojos. Me dejo llevar, quiero salvarme, un lugar seguro donde atrapar el momento, el sentimiento, la paz, el amor. Quiero amarte pero me voy, me lleva el ramalazo fiero del huracán. Quiero lo que no tengo, lo rozo con las manos, me atrapa y me despide. El desgarro.

I am just a dreamer, but you are just a dream,
you could have been anyone to me.
Before that moment you touched my lips
that perfect feeling when time just slips
away between us on our foggy trip.

Sólo soy un soñador, pero tú eres un sueño. Cómo escribe el canadiense, en estos versos ya estamos hipnotizados por el discurso, envueltos en las guitarras, aturdidos por esa batería machacona que nos golpea sin descanso. Como el dibujo que llora delante de la Gioconda cierta, vendo mi alma por esta creatividad, por la expresión, por el estilo.

You are like a hurricane
there's calm in your eye.
And I'm gettin' blown away
to somewhere safer where the feeling stays.
I want to love you but I'm getting blown away.

You are just a dreamer, and I am just a dream.
you could have been anyone to me.
Before that moment you touched my lips
that perfect feeling when time just slips
away between us on our foggy trip.

Ahora yo soy tu sueño. El sujeto se vuelve predicado. Quizá nada.

You are like a hurricane
there's calm in your eye.
And I'm gettin' blown away
to somewhere safer where the feeling stays.
I want to love you but I'm getting blown away.

Me dejo llevar.

Ayer hice el cabrón todo el día. Me pagaron con lágrimas blancas y me castigaron con sus miradas. Amanece, el sol deja un fulgor dorado en los ladrillos, mis hijos se despiertan y comienzan a jugar. Hay esperanza.

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11 octubre 2005

Los simpáticos


Mientras que a mi hija le duele el cerebro, a los demás nos duele la cabeza. Será porque nosotros no tenemos nada dentro de la cabeza, al contrario que ella. Tendemos a pensar que los niños son simples, que tratan de satisfacer instintos más o menos primarios. No hay más que verlos beber agua. Hasta que jadean o se sacian. No es así. Al contrario, elaboran intrincados razonamientos para tratar de entender el mundo éste al que los hemos arrojado. Qué duro aterrizaje. Mi hijo estuvo meses cavilando hasta que descubrió que los juguetes con los que se dormía iban de su cama hasta la mesa transportados por su padre. Hasta ese día aguantó en silencio las dudas sobre tan magno acontecimiento.

Les decimos que los queremos más que a nada en el mundo, pero desaparecemos por la mañana para regresar por la noche. Claro, luego dibujan a la familia y se les olvida el monigote del padre. Toma nota. Reclaman nuestra atención en ristras interminables de porqués, sin importarles siempre la respuesta, sólo nuestra mirada y nuestra voz. Durante noches y noches les contamos el mismo cuento, sin que se quejen de nuestra monotonía, quieren nuestra dedicación.

Tienen sus defensas. En la foto, tras rogarles que miraran a la cámara, obtuve esa magnífica composición de sus espaldas con los rojos de los trajes y de la pintura en el muelle de Camelle. Miran al mar abierto, al océano, de donde surgen las leyendas y los sueños infantiles. Qué otra cosa podemos esperar una niña que mira a lo lejos a través de simpáticos, en vez de usar prismáticos, como todo el mundo.

10 octubre 2005

Pasan los días

Sábado, de noche, festival del mar, de Purísima y oro. Jamón, cecina maragata. Carabineros y andaricas a la plancha, coronando con una lubina encamada en patatas, al horno. Nos hidratamos con el néctar de Marta, etiquetado en orange. La suerte suprema para el arroz con leche y la mus de chocolate. Davidoff 2000 y agua de fuego. Repaso a las imágenes del verano, la conversación tranquila, las dudas sobre la talla de los actores/actrices, Orishas y Cocteau Twins.

Domingo. El otoño nos trajo otro día de verano. Partido de padel, sudor, empate. Nos reunimos con los niños, en su jardín. Empezamos a hablar de comer y decidimos improvisar una barbacoa. Al hipermercado a por lomo de buey. Sal, gorda, no te escondas, lubricante de oliva, y a la parrilla. La ensalada pone el contrapunto vegetal y la sidra nos evoca el Norte.

Volvemos a casa, los niños corren, nos damos la mano. Quizá unos días que no merecimos.

09 octubre 2005

La Vega del Ciego














Arqueología de la memoria que nos lleva, con sólo una foto, a un tiempo marchito. Campo exploratorio de recuerdos de tíos, abuelos, primos. Canal, salto, tenis, entrada, fábrica, panadería, camino de piedras de río, chalet, tendejón, garaje, bajada al Lena, ruinas, pesebres, olvidos. Puentes al pasado que se lleva la riada, vivencias que se remachan al corazón, los veranos todos.

Visitas a los murciélagos, excursiones a los demonios de la noche con la hoz en mano, pesebres calientes, ortigas agresivas. Íbamos con comida para los animales, con el tío fuerte, descomunal en su fuerza y en su ternura. De premio, Kas de naranja. Cualquiera que fuera el refresco, simpre se llamaba Kas. Portábamos navajas como exploradores de un territorio recóndito que más tarde fortificamos e hicimos más nuesto que nunca, forrado de corcho, calentado a golpe de chimenea y chocolate.

El manzano ya renquea, pero aún nos acompaña, a los niños en la manta les tira manzanas para que no dejen nunca de jugar. El sol ya se oculta, tiramos de linterna, pero no es lo mismo.

08 octubre 2005

Will to love

It has often been my dream
To live with one
who wasn't there
Like an ocean fish
who swam upstream
Through nets,
by hooks, and hungry bears.

When the water grew less deep
My fins were aching
from the strain
I'm swimming in my sleep
I know I can't go back again.

Got the will to love,
the will to love.
I'll never lose it,
never lose the will to love,
Never lose the will.
It's like
something from up above.

En 1977 Neil Young publica American Star 'n Bars, que pasa a la historia por Like a hurricane, canción/río que se despeña entre guitarras kilométricas y la voz de gato de Neil. La funda del vinilo ya advierte de las intenciones del canadiense. A un lado, americanos de las praderas, tipis, montañas nevadas y el nombre del artista en letras de barbería. Es lugar para The old country waltz y Saddle up the Palomino. En el reverso, y nunca mejor dicho, imágenes de ligueros y bragas con topos rojos, botellas de licor del duro, la jeta de Neil contra el suelo, descompuesta, al lado de la escupidera. La foto está hecha desde el piso, mostrando un techo rutilante de estrellas. En este lado tenemos Like a hurricane y Will to love. Decir que es mi canción favorita queda cursi y no recoge suficientemente los sentimientos que me provoca. Dispongo de la edición en vinilo, otra pirata del vinilo pasado a cedé, y por fin, desde el año pasado, el compacto oficial. Viene presentado en una funda de cartulina, remedo del vinilo original. Detallazo.

I can be like
a fire in the night
Always warm
and giving off light
But there comes a time
when I shine too bright
Oh, I'm just a fire in the night.

And now my fins are in the air
And my belly's
scraping on the rocks
I still think
someone really cares
And I'll keep swimming
till I stop.

Estuve años escuchando el vinilo, sólo la segunda cara, Will to love preámbulo de Like a Hurricane. Una vez detrás de otra. Grabada en casa, se oye crepitar el fuego, guitarras tiltilantes, todas las voces la misma voz, ecos de pianos, el artista se desnuda. ¿Por qué escribe esto así y lo canta así? ¿por qué me gusta tanto? ¿con quién más en este planeta comparto la pasión por esta canción? ¿entendemos lo mismo al escucharla una y otra vez? No me importa, es la melancolía, el amor, la soledad del artista luchando contra su propia creatividad, suenan campanillas, me encojo. Hasta ahora no pude compartirla con nadie.

I'm like a singer on the stage
With the golden lights
and liquid rage
Down from the mountains
to the sea
Cool running love
keeps cleansing me.

It keeps my gills
from getting dry
But it distorts things
in my eyes
Sometimes I see
what really isn't there
Like my true lover, and I care.

Las tardes de domingo eran las visitas a la casa de Neil, allá en San Francisco, entre arboles magalomaníacos, puentes soberbios pintados de rojo, nieblas y Vertigo, mucho Vertigo. Vamos contra la corriente, somos uno más entre millones iguales, buscamos el amor, queremos una salida, entrar en otra vida, no queremos perder la voluntad de amar. Necesitamos querer y que nos quieran.

Sometimes I ramble on and on
And I repeat myself
till all my friends are gone
And get lost in snow
and drown in rain
And never feel the same again.

I remember the ocean
from where I came
Just one of millions all the same
But somewhere
someone calls my name
I'm a harpoon dodger,
and I can't, won't be tamed.

Pero podemos perderlo todo sin haberlo tenido nunca. Con la señal del aburrimiento es suficiente. Ni una palabra más. A negro. Fin.

Baby, if I see boredom
in your eyes
I'll know my river has run dry
But I won't turn back
with that lonely tide
I bought that ticket
and I'll take that ride.

If we meet along the way
Please sway beside me,
let us sway together
Our tails together
and our fins and mind
We'll leave this water
and let our scales shine
In the sun above
and the sky below
So all the water
and earth will know

It has often been my dream
To live with one
who wasn't there

Agarrénse, después viene Like a Hurricane.

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07 octubre 2005

Regreso

Regreso de Murcia. El taxi, con ochocientos mil kilómetros a las espaldas, navega por un cementerio de invernaderos asfixiados. La tierra es llana, plagada de huertos, molinos, acequias escuálidas, aljibes exhaustos, naranjos con naranjas y trabajadores doblando el espinazo. También hay palmeras que evocan otros horizontes y paisajes. Al fondo, el mar. No puedo verlo, pero lo siento.

Llego al aeropuerto. Cincuentones con aretes en las orejas y camisetas del Newcastle. Nunca estuve tan cerca de Inglaterra. Nunca tan lejos. Hay lágrimas de despedidas interrumpidas, carreras apresuradas, individuos conectados al móvil, ancianos atados a sillas de ruedas. Escucho Inmaculate fools. Soy uno de ellos, tonto, aunque no inmaculado.

En Madrid me fumo un Montecristo de juguete, con mi amigo. Nos reímos, nos consolamos, nos explicamos. La pared nos dice que estamos en un sitio de colores, que así es más divertido. Gilipollas. Nosotros sólo vemos el color negro.

06 octubre 2005

Luz mediterránea

Es una luz blanca, como halógena. Desde muy temprano está presente, mostrando nuestras vergüenzas al mundo. Ilumina un país seco, jalonado de palmeras, edificios en obras, concesionarios de coches, urbanizaciones cosidas a balaustradas, piscinas al cloro, huertas, tatuajes, comedores al aire libre, desguaces, pantalanes de ensueño, polígonos de pesadilla.

Volveremos a la luz mesetaria, fría, seria, con ínfulas de ojo escrutador. Más perezosa y trasnochadora.
El eclipse del martes nos evoca, con su reflejo azulado, paisajes septentrionales donde la luz es un anhelo y una promesa de verano con quemaduras de segundo grado. Necesitamos la luz para procesar la clorofila de nuestra memoria y alimentar la caldera de nuestros deseos. Es la vida.

05 octubre 2005

Memory empty

Barajas. Navego por el aeropuerto. Me subo a una rampa mecánica. El panel luminoso situado a su salida indica Memory empty, memoria vacía. Quizá sea lo mejor, elegir cuándo y qué recuerdos eliminar de nuestra biblioteca cerebral. No sólo malos recuerdos, también los buenos. Par poder saborearlos de nuevo. Besar por primera vez a nuestra amada, sentir la mano de los niños, estrenar Centauros del desierto, La dalia negra y Will to love. En el cine contemporáneo quieren quitarse de encima los malos recuerdos, con la esperanza de que la bayeta y el estropajo borradores nos aseguren una vida mejor. Code 46, Old Boy, Eternal sunshine of the spotless mind. Casi nada.

El vuelo sale de noche, en un avión de turbohélices, con lo que mi viaje adquiere dimensiones épicas. Camino de Murcia, desde la ventanilla, veo un país que quiere mostrarle su cara a la noche. España es un majuelo de vides encendidas, peajes hipertrofiados, polígonos como antorchas, rotondas en espiral, depuradoras batiendo mierda, campos de fútbol en carne viva.

Aterrizamos. San Javier parece Bristol. Sin barcos y sin piratas. Pero todo el mundo habla en inglés. Espero que me pueda borrar esta imagen.

04 octubre 2005

Bell, book and candle (1958)

Aquí se llamó Me enamoré de una bruja.

En el año de Vertigo, Kim Novak y James Stewart repiten protagonismo en este divertimento de Richard Quine. Es una muy correcta película, que no sólo de obras maestras vive el cinéfago. Tiene un desarrollo previsible, pero con todo el glamour de sus protagonistas, tanto los principales como los secundarios.

Ese ambiente de club, los bongos que toca Jack Lemmon, la desternillante Elsa Lanchester, los trajes, la espaaaalda de Kim Novak, el tartamudeo de Stewart y su magnífico despacho de editor, su secretaria, los abrigos de visón, el esmoquin. Qué estilazo.

Una sociedad alegre, despreocupada, que aún no atisba la ruptura y el posterior estallido y crisis que se vivirá a finales de los sesenta. Esta sociedad satisfecha y pagada de sí misma se permite tontear con la magia. Eso sí, magia blanca. Sólo drogas autorizadas, tabaco, martinis y bourbon con hielo, y como mucho, potingues de bruja de mesa camilla.

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03 octubre 2005

Anginas

La nena está mala, con anginas. La fiebre la tiene cocida en el sofá. No se mueve, sólo gime y pide agua. La boca es más de fresa que nunca y los coloretes como tomates de rama. Suda como un pollo y se revuelve arisca cuando la acaricio. Después, me coge la mano. Tiene las manos y los pies fríos. A ratos se espabila y juega con su hermano. El juego es esconderse debajo de la manta, refugio de siempre para los niños que buscan ese mundo oscuro y sugerente de los sueños y los cuentos.

Hablo con ella por teléfono, está mejor, habla con ese tono que me conquista. Me dice que no sabe cuando le pregunto qué está haciendo.

Menos mal que ella no me lo pregunta a mí. Yo tampoco lo se.

02 octubre 2005

Las Tuerces


Enfilamos la carretera camino de las Tuerces, monumento kárstico a la provincia de Palencia. La Tierra de Campos se agrieta en autopistas y ríos secos. Los árboles tiñen sus hojas de fuegos amarillos y rojos, hojas que mientras caen le guiñan el ojo al verano y revolotean presumidas saludando al otoño.

Comenzamos la subida hacia las rocas arañadas, mientras los niños no dejan de hablar y recogen del suelo pistolas atómicas y Áfricas, todo en piedra. El lapiaz nos rasca los pies y las heridas de las rocas nos encogen el alma.

El viento sopla feroz y prepara la llegada del otoño, que estará por aquí unos días hasta que venga el invierno. Clavamos los pies en el suelo y esperamos la embestida.

01 octubre 2005

Anochece

Es de noche. La ventana marca un recuadro naranja, como de monje budista. No se ha cerrado el cielo aún. Desde el negro hasta un levísimo azul turquesa tenemos el aviso del ocaso.

El cielo está sereno, sólo un par de destellos. Quizá satélites haciéndonos fotos para que podamos vernos la calva en el ordenador. La noche nunca falla. Llega puntual cuando menos te la esperas.

El cielo está recortado contra la silueta del edificio de enfrente, gemelo de éste en el que vivo. Es una línea recta, perfecta, segura. El ladrillo abajo, el cielo arriba.

Aquí, personas, dudas, problemas, risas, gritos, música, aplausos, la vida. Allí, los sueños, los recuerdos, los ausentes, la paz.

Todo en el cielo de hoy, ahora, al anochecer, es liso, puro, llano. No hay saltos, ni granos, ni nubes. Nada.

Así me quedo. Pensando en nada.

Desde Peral


La vista desde Peral. Ya crecieron los fresnos, uno por cada nena. Total, seis. Una proeza. Hay que esperar, él siempre lo dice. Al final, los árboles dan la sombra. Nos sentamos en el banco de mi bisabuelo, su padre.

La vista desde Peral me sobrecoge. El cielo, las nubes. La línea del cielo. Los árboles. Ese montón de árboles. El bosque, refugio de alimañas. El caballito del diablo. Helechos. Humedad. Sombra. El sol se hace paso como puede. La vegetación se reserva el suelo para sí.

La cuadra, refugio de piedra. Rústico adosado a la cuadra de verdad, la casa de las vacas. Vacas reales, de color canela, que descansan mientras vigilan el camino al prado. Enormes leones vacunos de mirada templada y masticar sereno. Son nuestros colosos.

Los niños bajan a renacuajos, tritones y todo lo que se ponga por delante. Los castigamos a vivir en la ciudad, flanqueada de páramos, y ahora dan su paseo por el patio verde y feraz de Peral.

Se lo debemos.