31 agosto 2006
30 agosto 2006
Ventanas
Veo árboles, césped, el cielo. A veces, las nubes y la lluvia y los efectos del viento. También un edificio de ladrillo rojo y carpintería de aluminio en las ventanas. Hay dos farolas que en un tiempo lucirán mientras me gano el jornal.
No quiero pensar en el invierno, pero ya lo hago.
No quiero pensar en el invierno, pero ya lo hago.
Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer (1.997)
Perdido a medio leer El guardián del vergel, me acerco a David Foster Wallace desde una añeja recomendación de Julio. El autor narra, por encargo de una revista, su crucero por el Caribe en un mastodóntico barco. Presentado como un diario, con un humor despiadado y una capacidad de observación poco convencional, DFW ensaya una teoría sobre el adormecimiento (abovinamiento, según sus palabras) de la opulenta sociedad norteamericana. Le honra incluirse en ese protorebaño, y de paso me arranca montones de carcajadas. Lo recomiendo fervientemente, aunque reconozco que tengo la mosca detrás de la oreja con el autor. Tengo que leer otro libro suyo para salir de dudas.
28 agosto 2006
Vendavales
Un vendaval de melancolía recorre este Espíritu de Pavese. El sol despide agachado los días y la atmósfera se desnuda para mostrarnos la verdad. El aire hace remolinos con las hojas y la música excita los sentimientos y recupera los olvidos.
Estuve con el heredero colocando la lápida del capitán Blanco, que murió coronel y que ahora reposa mirando al sur. La curiosidad infantil es un bálsamo que suaviza los recuerdos y estimula los deseos de futuro. Así recorremos los días de un verano que no conoce aún su sentencia, y esperamos, con una mano menuda entre los dedos, los recovecos de esta vida que nos pone continuamente a prueba. Inventamos hitos para dar un último estirón a la carrera, pero una vez alcanzados se desvanecen como la espuma en el mar.
Estuve con el heredero colocando la lápida del capitán Blanco, que murió coronel y que ahora reposa mirando al sur. La curiosidad infantil es un bálsamo que suaviza los recuerdos y estimula los deseos de futuro. Así recorremos los días de un verano que no conoce aún su sentencia, y esperamos, con una mano menuda entre los dedos, los recovecos de esta vida que nos pone continuamente a prueba. Inventamos hitos para dar un último estirón a la carrera, pero una vez alcanzados se desvanecen como la espuma en el mar.
Mar
El sábado montamos en barco. Una leve excursión por la bahía de Gijón que sirve de bautizo naval para los hijos. La emoción del viaje, siempre el viaje, excita a los pequeños que palpan la realidad rotunda de la naturaleza, sus olas, sus gotas de agua, su regusto salado, sus vaivenes.
La audacia de los niños no tiene límites y los miedos iniciales a la barcarola se transforman en deseos de montar en submarino.
La audacia de los niños no tiene límites y los miedos iniciales a la barcarola se transforman en deseos de montar en submarino.
27 agosto 2006
Cesare Pavese
Gracias por tus libros.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos-
esta muerte que nos acompaña
desde el alba a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un absurdo defecto. Tus ojos
serán una palabra inútil,
un grito callado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando sola te inclinas
ante el espejo. Oh, cara esperanza,
aquel día sabremos, también,
que eres la vida y eres la nada.
Para todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como dejar un vicio,
como ver en el espejo
asomar un rostro muerto,
como escuchar un labio ya cerrado.
Mudos, descenderemos al abismo.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos-
esta muerte que nos acompaña
desde el alba a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un absurdo defecto. Tus ojos
serán una palabra inútil,
un grito callado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando sola te inclinas
ante el espejo. Oh, cara esperanza,
aquel día sabremos, también,
que eres la vida y eres la nada.
Para todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como dejar un vicio,
como ver en el espejo
asomar un rostro muerto,
como escuchar un labio ya cerrado.
Mudos, descenderemos al abismo.
25 agosto 2006
Alicia
Visito la casa de la Cañada para conocer a la sobrina que vino del país de la seda, donde nacer mujer es un riesgo y ser hombre una licencia corsaria. Sin embargo, que Juan y Pilar se conviertan en tus padres es una fortuna. Me abre la puerta el padre debutante, susurrando que la niña duerme, que tiene el horario cambiado, que si quiero verla. Está tiernamente echada en la cuna, la habitación huele a niña feliz y a padre temblón, enfrentado de golpe al peso de los cachorros en los brazos, al tráfico de sillas y de cunas, a la satisfacción. Una criatura descansa boca abajo, soñando los días apresurados que lleva vividos, imaginando un futuro erguido, con primos, tíos, abuelos, Navidades, piscinas, juguetes por doquier, abrazos y besos, el colegio, las letras y los números, la vida entera a su disposición.
Nunca más boca arriba, para siempre en la tormenta de estímulos en que sumergimos a nuestros pequeños, estos planetas alrededor de los que giramos como satélites tontos, con la baba presta y las madrugadas ya siempre sobre un pie, levántate que la niña llora, no quiere comer nada, por qué toserá, me la llevo al médico. Nada que no cure el afecto tierno, el abrazo a tiempo, la riña prudente, la sonrisa gratis. Alicia los tendrá todos, seguro.
Que sea enhorabuena.
Nunca más boca arriba, para siempre en la tormenta de estímulos en que sumergimos a nuestros pequeños, estos planetas alrededor de los que giramos como satélites tontos, con la baba presta y las madrugadas ya siempre sobre un pie, levántate que la niña llora, no quiere comer nada, por qué toserá, me la llevo al médico. Nada que no cure el afecto tierno, el abrazo a tiempo, la riña prudente, la sonrisa gratis. Alicia los tendrá todos, seguro.
Que sea enhorabuena.
Zulo
Ganaron la partida. La del lenguaje. En los periódicos y en todas partes. A propósito del secuestro de la niña austriaca, se puede comprobar en El Mundo, en ABC, en EL PAIS, en El Periódico de Catalunya. Y cuando la duda asoma como certeza, una consulta en la Real Academia Española (¿por cuánto tiempo?) termina por desalentarme:
Artículo nuevo. | ||
---|---|---|
Avance de la vigésima tercera edición | ||
zulo. | ||
1. m. Lugar oculto y cerrado dispuesto para esconder ilegalmente cosas o secuestrar personas. |
En Libertad Digital lo llaman escondite. Algo es algo.
24 agosto 2006
23 agosto 2006
Menú del día (IX)
En la bodega La Regenta, Villamañán. Un recinto excavado en la arcilla donde comimos:
Cecina regada con aceite de oliva, rica
Pulpo con langostinos, exceso de aceite y pimentón,
ya saben que en Cazurroland les encanta
Presa de ibérico a la planta, sabrosa
Café con hielo
Tinto de uva prieto picudo, que también fabrican vino
Pulpo con langostinos, exceso de aceite y pimentón,
ya saben que en Cazurroland les encanta
Presa de ibérico a la planta, sabrosa
Café con hielo
Tinto de uva prieto picudo, que también fabrican vino
Etiquetas: comidas, menú del día
21 agosto 2006
Lunes
El cielo es de cristal y la música un estado de ánimo. Camino hacia casa escuchando La muerte y la doncella, del sublime Schubert. Pienso en Carmela, muerta desde hace días, e imagino el viaje de Mateo. Me escribo con James Norton, y Julio y yo imaginamos una epopeya en Seattle, buscando a Neil Young mientras tratamos de encontrarnos a nosotros mismos.
Los hijos juegan sin parar y el martes es un tiburón que espera a los incautos.
Los hijos juegan sin parar y el martes es un tiburón que espera a los incautos.
20 agosto 2006
18 agosto 2006
17 agosto 2006
16 agosto 2006
15 agosto 2006
12 agosto 2006
11 agosto 2006
Padres
Leo un blog escrito sin eñes ni acentos.
El diarista esquiva como puede la emoción y los caracteres chinos. Relata con la mochila atestada de esperas el encuentro con Alicia, la niña que viajará desde la China al Pais de las Maravillas, al lado de la Cañada. Una ruta de la seda que recorrerá con sus padres hasta la capital mesetaria, donde la disfrutaremos entre todos. Juan se deshace desgranando las escalas del viaje por la bronquitis y Pilar asoma risueña en las fotos.
Mientras leemos, descontamos días para el regreso.
El diarista esquiva como puede la emoción y los caracteres chinos. Relata con la mochila atestada de esperas el encuentro con Alicia, la niña que viajará desde la China al Pais de las Maravillas, al lado de la Cañada. Una ruta de la seda que recorrerá con sus padres hasta la capital mesetaria, donde la disfrutaremos entre todos. Juan se deshace desgranando las escalas del viaje por la bronquitis y Pilar asoma risueña en las fotos.
Mientras leemos, descontamos días para el regreso.
Hurto la dirección del blog por ese viejo pudor
que oculta las caras de los niños al escaparate de la World Wide Web.
que oculta las caras de los niños al escaparate de la World Wide Web.
10 agosto 2006
Saconita
Empezó un blog que duró un suspiro y por el que aún nos preguntamos. Entradas cotidianas, con desparpajo y sin tonterías, sobre su móvil, el gimnasio de Mariano y el tres.
Ayer hablamos veintidós minutos de iPods, de Nueva York y de la calorina. Estos días no escribe en el blog ni en ningún sitio. La bicicleta y una curva traicionera le averiaron el brazo izquierdo, larguísimo como el derecho y como él mismo. Ahora descansa en Huelva esperando el retorno a ese tráfago de idas y venidas en el que vive desde hace casi un año. Llegará el momento de las dudas y las decisiones, y cuando aparezca el caballo, iremos juntos, por la noche, a darle de comer.
Ayer hablamos veintidós minutos de iPods, de Nueva York y de la calorina. Estos días no escribe en el blog ni en ningún sitio. La bicicleta y una curva traicionera le averiaron el brazo izquierdo, larguísimo como el derecho y como él mismo. Ahora descansa en Huelva esperando el retorno a ese tráfago de idas y venidas en el que vive desde hace casi un año. Llegará el momento de las dudas y las decisiones, y cuando aparezca el caballo, iremos juntos, por la noche, a darle de comer.
09 agosto 2006
08 agosto 2006
07 agosto 2006
Sánchez Bolín en NY (y XIX)
Dejamos a Julio esperando el coche amarillo para Newark, moviendo tristón la mano desde la acera, vestido de negro, con un artículo en portada y otro par más en interiores.
Taxi de Tariq Javiv, últimos dólares que mueren en JFK, avión con Mission Imposible 3, carreras por el CDG, avión en francés/inglés/español, un Metro que refulge en comparación con el de NY, bocadillos de calamares, Regional Express, taxi (un minúsculo Peugeot 306), por fin en casa. A pesar de tanto viaje, llegamos antes que nuestras maletas, que lo harán hoy, o mañana, o cuando a Air France le parezca oportuno.
Volvemos a la ciudad de los coches pequeños, del calor seco, de los hijos preciosos. Son como una aparición, con aura y todo. El incisivo derecho del heredero es casi como el izquierdo y la nena chisporrotea nerviosa al vernos. Repartimos algunos regalos a pesar de Air France, y los ojos de los niños iluminan la casa pensando en los que aún vendrán.
Durante estos días de hierro seguimos el conflicto del Líbano, a los asesinos en serie del Medio Oeste y la ola de calor en California. También visitamos museos, el fresco de las tiendas y todos los bares y restaurantes que pudimos. Y por supuesto, nos pusimos al día en la semana del tiburón de Discovery Channel, bien publicitada en las cabezas de los homeless de la Gran Manzana. Acabamos sintiéndonos unos pachucos más, los del submundo que mueve el plano superior que quema dólares en una caldera de bronce.
Quedan las trescientas treinta y nueve fotos, la VISA exhausta, el último abrazo a Julio. Volveremos.
Ahora ondea otra vez la bandera en Fort Apache, delegación con vistas al secano.
Taxi de Tariq Javiv, últimos dólares que mueren en JFK, avión con Mission Imposible 3, carreras por el CDG, avión en francés/inglés/español, un Metro que refulge en comparación con el de NY, bocadillos de calamares, Regional Express, taxi (un minúsculo Peugeot 306), por fin en casa. A pesar de tanto viaje, llegamos antes que nuestras maletas, que lo harán hoy, o mañana, o cuando a Air France le parezca oportuno.
Volvemos a la ciudad de los coches pequeños, del calor seco, de los hijos preciosos. Son como una aparición, con aura y todo. El incisivo derecho del heredero es casi como el izquierdo y la nena chisporrotea nerviosa al vernos. Repartimos algunos regalos a pesar de Air France, y los ojos de los niños iluminan la casa pensando en los que aún vendrán.
Durante estos días de hierro seguimos el conflicto del Líbano, a los asesinos en serie del Medio Oeste y la ola de calor en California. También visitamos museos, el fresco de las tiendas y todos los bares y restaurantes que pudimos. Y por supuesto, nos pusimos al día en la semana del tiburón de Discovery Channel, bien publicitada en las cabezas de los homeless de la Gran Manzana. Acabamos sintiéndonos unos pachucos más, los del submundo que mueve el plano superior que quema dólares en una caldera de bronce.
Quedan las trescientas treinta y nueve fotos, la VISA exhausta, el último abrazo a Julio. Volveremos.
Ahora ondea otra vez la bandera en Fort Apache, delegación con vistas al secano.
05 agosto 2006
Sánchez Bolín en NY (XVIII)
La colección de Henry Clay Frick (1849-1919), exitoso magnate del acero y el carbón, es un monumento al buen gusto. Una exquisita pinacoteca construida con cuadros de Velázquez, Goya, Turner, Van Dyck, el Greco, Rembrandt y otros. El palacio se ha ido ampliando sucesivamente para albergar un remanso de paz y arte en plena Quinta Avenida. Imprescindible.
Por la tarde toca Tiffanys. Diamantes, perfumes, Gehry, Paloma Picasso, perlas, todo fuera del alcance de nuestra mano, aunque bien cerca. Regresamos por Central Park esquivando el tormentón que marca el fin de la calorina que nos ha acompañado estos días.
Cenamos otra vez en Tenzan. El reclamo de la Sapporo Beer resulta infalible. Una gastronomía elaborada por cirujanos y presentada por finos estilistas. La tecnología conecta la cuenta del restaurante con mi teléfono móvil y así aprendemos algo más de cómo gestionar las propinas por vía electrónica.
Buscamos un bar donde ver un poco de béisbol pero una vez dentro el jukebox nos atrapa. Somos hijos de la música popular y sus redes son demasiado densas como para dejarnos escapar. Sánchez Bolín selecciona Rockin in the free world, de Neil Young. Es, quizá, la primera vez que puede escuchar esta canción en un bar. Emocionante.
Luego, ya golpeados, acudimos al bar de la parroquia, en el que se rinde homenaje al bombero Kevin Bracken, vecino próximo y que tiene dedicada la esquina de Amsterdam Av. con 73th street. Nos liquidamos dos jarrones de cerveza con la promesa de un reportaje en el quinto aniversario del once de septiembre.
Por la tarde toca Tiffanys. Diamantes, perfumes, Gehry, Paloma Picasso, perlas, todo fuera del alcance de nuestra mano, aunque bien cerca. Regresamos por Central Park esquivando el tormentón que marca el fin de la calorina que nos ha acompañado estos días.
Cenamos otra vez en Tenzan. El reclamo de la Sapporo Beer resulta infalible. Una gastronomía elaborada por cirujanos y presentada por finos estilistas. La tecnología conecta la cuenta del restaurante con mi teléfono móvil y así aprendemos algo más de cómo gestionar las propinas por vía electrónica.
Buscamos un bar donde ver un poco de béisbol pero una vez dentro el jukebox nos atrapa. Somos hijos de la música popular y sus redes son demasiado densas como para dejarnos escapar. Sánchez Bolín selecciona Rockin in the free world, de Neil Young. Es, quizá, la primera vez que puede escuchar esta canción en un bar. Emocionante.
Luego, ya golpeados, acudimos al bar de la parroquia, en el que se rinde homenaje al bombero Kevin Bracken, vecino próximo y que tiene dedicada la esquina de Amsterdam Av. con 73th street. Nos liquidamos dos jarrones de cerveza con la promesa de un reportaje en el quinto aniversario del once de septiembre.
El viernes es para el museo aeroespacial montado en el USS Intrepid, un portaviones varado en Pier 86, a la altura de la calle 46. Resistió los embates de los kamikazes y ahora es un mostrador de aeronaves de combate, cohetes y misiles, y hace guardia junto al Concorde y el USS Growler, un submarino de propulsión nuclear de los tiempos de la guerra fría. Visita recomendable para los aficionados a la aviación y demás despilfarros bélicos.
Recuperamos a Julio y cenamos en un restaurante thai del East Village. Buena comida aunque mi aparato digestivo está para pocas bromas. Mañana trasladamos Fort Apache a la meseta castellana, donde el skyline está formado por boinas y dulzainas.
Recuperamos a Julio y cenamos en un restaurante thai del East Village. Buena comida aunque mi aparato digestivo está para pocas bromas. Mañana trasladamos Fort Apache a la meseta castellana, donde el skyline está formado por boinas y dulzainas.
04 agosto 2006
Sánchez Bolín en NY (XVI)
Otro día de calor. Tras la historia natural, toca recorrido en barco alrededor de la isla. Ni en el agua remite el sofocón. Atardece y el animador lanza un discurso sobre la inmigración, tan importante para este país, y también para los que se despoblaron por ello. Nos habla de la isla de Ellis, una maquinaria perfecta de asimilar desesperados esperanzados. También expresa su asombro por el tiempo que queda para rellenar el hueco de la Zona Cero, que comparado con los dieciséis meses del Empire se vuelve losa sobre el corazón de los habitantes de NYC. Pasamos al lado de Miss Liberty, de la isla del Gobernador y por el East River, escaparate a Brooklyn y Queens. Desde el sur, los edificios del distrito financiero surgen como una Atlántida propulsada por el dinero y soportada en el esfuerzo de sus muchachos entre el Tigris y el Eufrates.
Para cenar, una recomendación de Cris Gabarrón que nos cuesta encontrar y que merece nuestra felicitación mas distinguida. En el Riverside Park, a la altura de la 79th West, el Boat Basement o algo así. A nuestro grito de cerveza fría nos contestan con seis Bud Light enterradas en hielo, en un cubo de zinc. Los aplausos casi despiertan a Tony, allá enfrente, en New Jersey. El segundo cubo nos congratula con la ciudad y con la vida. La euforia se congela en un pub irlandés por la inminencia del chapoteo inevitable que nos aguarda en el colchón. Es el verano en la gran manzana.
Para cenar, una recomendación de Cris Gabarrón que nos cuesta encontrar y que merece nuestra felicitación mas distinguida. En el Riverside Park, a la altura de la 79th West, el Boat Basement o algo así. A nuestro grito de cerveza fría nos contestan con seis Bud Light enterradas en hielo, en un cubo de zinc. Los aplausos casi despiertan a Tony, allá enfrente, en New Jersey. El segundo cubo nos congratula con la ciudad y con la vida. La euforia se congela en un pub irlandés por la inminencia del chapoteo inevitable que nos aguarda en el colchón. Es el verano en la gran manzana.
02 agosto 2006
Sánchez Bolín en NY (XV)
Otra vez la mano de Tony. Ahora en Utopia, un evocador restaurante de la calle Amsterdam. Seguro que ha venido al olor de la hamburguesa descomunal, tras hacer las gestiones administrativas que sujetan el aéreo castillo de su empresa de recogida de basuras. Capturamos la foto al relente del aire acondicionado de estos días de granito y vapor. Espero que no le moleste. Si es así, no tiene más que avisarme y la quito.
Sánchez Bolín en NY (XIV)
Es el día del American Museum of Natural History, en West Central Park. Un museo decimonónico, macizo, sólido, muy sólido, potente. En el planetario aprendemos sobre Cosmic Collisions, con la voz de Robert Redford narrándonos lo que son y significan las colisiones de asteroides, la formación de la Luna, el escudo magnético de la Tierra y la aurora boreal (Aurora borealis The icy sky at night, canta Neil Young en Pocahontas).
Nos falla el Imax pero la burocracia museística es eficaz y recuperamos el dinero de la entrada mientras las redes mundiales de las telecomunicaciones absurdas me traen una foto de Saconita sonriendo con su brazo roto.
Deambulamos por la sala de los Mamíferos Africanos, por la de los Reptiles y Anfibios, Dinosaurios, Etnografía Asiática, Animales Americanos y mil más, la Sala de Biodiversidad y la del Mar con su ballena y todo.
Al salir la calle que es un horno al vapor y Julio nos recibe arañándole al miércoles un artículo más.
Nos falla el Imax pero la burocracia museística es eficaz y recuperamos el dinero de la entrada mientras las redes mundiales de las telecomunicaciones absurdas me traen una foto de Saconita sonriendo con su brazo roto.
Deambulamos por la sala de los Mamíferos Africanos, por la de los Reptiles y Anfibios, Dinosaurios, Etnografía Asiática, Animales Americanos y mil más, la Sala de Biodiversidad y la del Mar con su ballena y todo.
Al salir la calle que es un horno al vapor y Julio nos recibe arañándole al miércoles un artículo más.
Sánchez Bolín en NY (XII)
Recuperamos el resuello con la hamburguesa de Utopia. Julio, que es un fiera, hace una entrevista a Sam Moore (Sam & Dave) mientras engullimos la carne. La calle otra vez, ahora ocupada por reporteros que recogen opiniones acerca de la ola de calor que nos ataca. Evitamos esa sucursal del infierno llamada Metro (leeremos después que en algunos vagones sin aire acondicionado los viajeros lloran) y nos refugiamos sucesivamente en una tienda de vinos, en otra de electrónica y en un taxi que nos ha de llevar a Little Italy. Los restaurantes se suceden unos tras otros en las aceras y rozamos Chinatown. Suciedad, casas desvencijadas, pescaderías con repelús y falsificaciones de todo tipo. Caminamos al encuentro de un taxi salvador y tenemos tiempo de ver un rodaje cinematográfico en plena calle, justo cuando Julio dice que estamos en el lugar ideal para una localización cinematográfica. ¿Otro fallo de Matrix, tal vez?
Nos convoca Cristóbal Gabarrón Jr. a cenar con dos chavales, Carlos&Fernando, requemados por las prohibiciones que acechan a los bebedores que no tienen cumplidos los veintiuno. La cena en The Park, en el Meatpacking District, y después la terraza más cool, en el Hotel Gansevoort. Tienen la deferencia de organizar en el Hall una sesión fotográfica con modelos de la talla treinta y cuatro, y con las hormonas a tono bebemos mojitos en el PentHouse del Hotel. Un fulano de musculatura perfecta se enguanta un Lamborghini y nos enseña a los paletos vallisoletanos cómo se descapota el coche amarillo, perfecto, insultante.
Volvemos a casa chorreando sudor para pasar quizá la noche más calurosa de nuestras vidas.
Nos convoca Cristóbal Gabarrón Jr. a cenar con dos chavales, Carlos&Fernando, requemados por las prohibiciones que acechan a los bebedores que no tienen cumplidos los veintiuno. La cena en The Park, en el Meatpacking District, y después la terraza más cool, en el Hotel Gansevoort. Tienen la deferencia de organizar en el Hall una sesión fotográfica con modelos de la talla treinta y cuatro, y con las hormonas a tono bebemos mojitos en el PentHouse del Hotel. Un fulano de musculatura perfecta se enguanta un Lamborghini y nos enseña a los paletos vallisoletanos cómo se descapota el coche amarillo, perfecto, insultante.
Volvemos a casa chorreando sudor para pasar quizá la noche más calurosa de nuestras vidas.
01 agosto 2006
Sánchez Bolín en NY (XII)
Times Square es un monumento a la soberbia opulenta que cree dominar a los hombres cogiéndolos por las paranoias que se aplacan comprando. Deslumbrados por la tormenta eléctrica en neón de sus pantallas electrónicas recuperamos el hambre. De comer.
Tempura de gambas (enormes), sushi , sashimi y Sapporo Beer en Tenzan, Columbus Avenue, entre 73rd y 74th street. Muy bien, servicio atento y divertido, cervezas frías y comida exquisita. Sánchez Bolín pone a prueba su manejo de los palillos adquirido tras años de manejarse con los huevos con patatas fritas.
A continuación, bares y bares, en un via crucis con el salmo continuo que dice three shots and three beers, whiskey shots, please. La magia aparece, conoces a James Norton, un salesman de Seattle que tomó copas en Madrid con Almodóvar y Miguel Bosé, y llegas a casa sin saber muy bien cómo.
Resaca de medalla de bronce y a por la hamburguesa de búfalo, no se si de carne de búfalo o para búfalo. It doesn't matter. Estamos hambrientos.
Tempura de gambas (enormes), sushi , sashimi y Sapporo Beer en Tenzan, Columbus Avenue, entre 73rd y 74th street. Muy bien, servicio atento y divertido, cervezas frías y comida exquisita. Sánchez Bolín pone a prueba su manejo de los palillos adquirido tras años de manejarse con los huevos con patatas fritas.
A continuación, bares y bares, en un via crucis con el salmo continuo que dice three shots and three beers, whiskey shots, please. La magia aparece, conoces a James Norton, un salesman de Seattle que tomó copas en Madrid con Almodóvar y Miguel Bosé, y llegas a casa sin saber muy bien cómo.
Resaca de medalla de bronce y a por la hamburguesa de búfalo, no se si de carne de búfalo o para búfalo. It doesn't matter. Estamos hambrientos.
Sánchez Bolín en NY (XI)
En la Tower Records compramos el ansiado disco de la banda sonora de The Big Easy. Para ambientarnos nos ponen un cantante que usa esos ruidos que se producen cuando el aire sale violentamente hacia arriba desde el estómago. Sí, sí, eructos. Es claro, estos romanos están locos.
Recuperados del espanto, cenamos en Delicia, un restaurante brasileño del Village. Raciones abundantes, servicio pausado pero sabrosón, un cuarto de baño como en casa, pero sin el Diccionario de Símbolos de Juan Eduardo Cirlot. Nos rellenamos los huecos con dos jarras de caipirinha y de ahí al Groove Club donde nos atizan buen funky, contundente y metálico, y peor soul, auzucarado y efectista. El Back Fence Club ofrece un singer esmirriado que no presenta ni una sola canción propia. Buenas cervezas, excelentes desconchones, y a casa. El epílogo son dos dedos (en horizontal) de Lagavulin que JVB y Sánchez Bolín comparten con Mary Gauthier.
Recuperados del espanto, cenamos en Delicia, un restaurante brasileño del Village. Raciones abundantes, servicio pausado pero sabrosón, un cuarto de baño como en casa, pero sin el Diccionario de Símbolos de Juan Eduardo Cirlot. Nos rellenamos los huecos con dos jarras de caipirinha y de ahí al Groove Club donde nos atizan buen funky, contundente y metálico, y peor soul, auzucarado y efectista. El Back Fence Club ofrece un singer esmirriado que no presenta ni una sola canción propia. Buenas cervezas, excelentes desconchones, y a casa. El epílogo son dos dedos (en horizontal) de Lagavulin que JVB y Sánchez Bolín comparten con Mary Gauthier.
El lunes es para el Empire State Building. Una construcción de mil novecientos treinta que acongoja ahora que recupera el título de edificio más alto de NYC.
Con la cámara fotográfica construyo mi versión de Mujer en la ventana, el cuadro del espectacular Salvador Dalí.
Como en Bullet the red sky, aquí desde la altura del ESB, you hear the city groan. Un rugido de motor, de consumo, con su punto de soberbia, que trepa por el aire de aluminio hasta el piso ochenta y seis. Una ciudad, un país, no, un imperio que respira con pulmones de acero y babas de aceite quemado:
Outside its America
Outside its America
America.
Outside its America
America.
La tarde es para las compras, razón de ser y credo de estos días de fuego. Empezamos en una tienda de comics de cuyo nombre no puedo acordarme. B&H Photo Video nos descubre otra forma de comprar entre cintas transportadoras y borbotones rizosos alrededor de las orejas. Macy's con escaleras mecánicas de madera, cangilones incluidos. Toys'r Us para cargar regalitos regalitos para los hijos que ahora sí nos recibirán con los ojos y los brazos bien abiertos.
Orlando bromea pegajoso en la puerta y Julio nos recibe como un pincel. Estamos a salvo. Es Fort Apache.
Orlando bromea pegajoso en la puerta y Julio nos recibe como un pincel. Estamos a salvo. Es Fort Apache.