Recibimientos y despedidas
Ayer terminó la alargada despedida de Cándida.
Decir adiós inflama los recuerdos.
La familia de tía María es el recuerdo de la sonrisa a pesar de todo.
Las casas se dividen en dos tipos, en las que te reciben con alegría, no importa la hora a la que llegues, y el resto.
En casa de tía María, como en todas las de los suyos, siempre me recibieron como si me esperaran.
Cándida fue la guardiana menuda de la casa al final de la acera donde llegamos muchas veces en bicicleta o caminando. Y cada vez nos abrió la puerta sonriéndonos.
Hoy, aunque me cueste, también la despido con una sonrisa.