29 julio 2011
22 julio 2011
19 julio 2011
Desayuno en Tiffany's (1.958)
- No se enamore nunca de ninguna criatura salvaje, Mr. Bell - le aconsejó Holly -. Esa fue la equivocación de Doc. Siempre se llevaba a casa seres salvajes. Halcones con el ala rota. Otra vez se trajo un lince rojo con una pata fracturada. Pero no hay que entregarles el corazón a los seres salvajes: cuanto más se lo entregas, más fuertes se hacen. Hasta que se sienten lo suficientemente fuertes como para huir al bosque. O subirse volando a un árbol. Y luego a otro árbol más alto. Y luego al cielo. Así terminará usted, Mr. Bell, si se entrega a alguna criatura salvaje. Terminará con la mirada fija en el cielo.
18 julio 2011
Solaris (1.961)
- Escucha, quisiera preguntarte ... ¿Me parezco mucho a ella?
- Te parecías muhco al principio. Ahora, ya no sé.
- No comprendo ...
Harey se había incorporado y me miraba con aquellos ojos inmensos.
- Sólo tú estás aquí. si fueras realmente ella, tal vez no podría amarte.
- ¿Por qué?
- Porque le hice algo.
- ¿La trataste mal?
- Sí, cuando nosotros ...
- ¡No me digas nada!
- ¿Por qué?
- Para que no olvides que soy yo quien está aquí, y no ella.
- No comprendo ...
Harey se había incorporado y me miraba con aquellos ojos inmensos.
- Sólo tú estás aquí. si fueras realmente ella, tal vez no podría amarte.
- ¿Por qué?
- Porque le hice algo.
- ¿La trataste mal?
- Sí, cuando nosotros ...
- ¡No me digas nada!
- ¿Por qué?
- Para que no olvides que soy yo quien está aquí, y no ella.
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14 julio 2011
Memorias de un amante sarnoso (1.963)
Hace ya muchos años, cuando era joven y soltero, yo estaba loco por las chicas. Esto no constituye una característica anormal, especialmente en un joven cuyo destino está marcado con el sello de un maníaco sexual en potencia.
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13 julio 2011
Ciudades de la llanura (1.998)
El hombre le sonrió con una sonrisa astuta. Como si ambos compartieran un secreto, el hombre y él. Algo sobre la vejez y la juventud y sobre sus reclamaciones, y lo justo de éstas. Y sobre lo que pudiera reclamárseles a ellos. El mundo pasado, el mundo por venir. Su transitoriedad común. Y por encima de todo el profundo conocimiento de que belleza y pérdida son una misma cosa.
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