28 febrero 2006

Flema

flema. (De flegma).

1. f. Mucosidad pegajosa que se arroja por la boca, procedente de las vías respiratorias.

Anoche luchamos contra la flema. Padre, madre e hijo. El niño duerme profundamente y la mucosidad se enreda en la garganta. Mientras, el pequeño lucha en la pesadilla creciente. No quiere expulsarla y teme al vómito que lo golpeará en el diafragma aún tierno. No quiere disolverla en agua fresca, reducirla a una traza sucia con un trago definitivo. La madre se levanta espantada tropezando por el pasillo. Lo recostamos más erguido para que la flema deje de estorbarlo, de importunarlo, de zancadillear un sueño que trabaja frenético procesando el día de disfraces, héroes, alas de cartón y cuento de desembarcos y rescates.
El padre se lo lleva en brazos con una promesa de victoria. Al calor de la pantalla donde John T. Chance lucha contra los Burdette se va ablandando el bicho. El pequeño se abraza sin tono y el padre acaricia los pies más suaves del mundo. La flema crepita pidiendo clemencia pero no hay tal para semejante criatura del infierno. El mal tiene forma de flema, de accidente, de rata. El bien es un padre que abraza.
Cercamos a los Burdette en el almacén de las afueras de Rio Bravo y el heredero retorna a su cama sin rastro de mal en su cuerpo. Misión cumplida.
Recordamos el evento por la mañana, frente al lavabo. El niño no recuerda nada pero lo vive en el relato de su padre, sus ojos abiertos son testigos de lo que no vieron.
Mereció la pena. Ah, y vencimos a los Burdette.

Rio Bravo (1959)

Howard Hawks dirige a John Wayne, Dean Martin, Angie Dickinson, Walter Brennan, Ricky Nelson y Claude Akins. Y cómo dirige.
A pesar de la duración de la película (dos horas y cuarto), en la primera secuencia ya se presenta la trama y a los personajes principales. No hay más acción que la estrictamente necesaria. La cámara es un prodigio de contención, siempre a la altura de la vista salvo en la escena del pistolero herido en el bar, donde los encuadres se fuerzan para transmitir la tensión de la situación.
Un canto a la amistad, con hueco para la lucha de sexos, el humor e incluso la música (My rifle, my pony and me).
Años más tarde, en El Dorado, estos personajes conocerán la decadencia aunque el sentido de la amistad continúe intacto.
Una película maravillosa.

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Sólo dos (decimonoveno)

27 febrero 2006

Recomendación del día

26 febrero 2006

General Pardiñas, cuarenta y …

Los hermanos pequeños andan en limousina por Manhattan y mientras me hago cargo de la base en Madrid.
Las paredes están enteladas de acrobacias, carcajadazas y voces, hay gorras de plato y el cerdito de peluche de Fósforo-8 me mira desde la estantería. Un tiburón de madera lo acompaña triste, tan lejos de los mares donde caza al lado del niño que hace surf sin temerle a nada.
La chica de mirada oceánica y yo otra vez novios entre bares, tomates y cigalas. Con los buenos amigos (gracias Rosalía y Jerónimo) jugamos a encontrar tesoros entre jeroglíficos y bugres (aquí, bogavantes). Corremos entre manifestaciones de jubilados y llegamos a tiempo de que Rosa María Sardá nos enseñe a morir de cáncer entre poemas metafísicos y el tan falso ¿cómo nos encontramos hoy?. A la vuelta del teatro Real cenamos, reímos y nos mojamos esperando el abrazo blanco del meteoro helador.
Volvemos a Fort Apache acosados por la nieve y el abrazo pendiente con los hijos, único motor cierto de nuestros pasos por la Historia.

24 febrero 2006

Sólo dos (decimoctavo)

23 febrero 2006

Recomendación del día

22 febrero 2006

House M.D.

Cuatro programa una serie sobre las peripecias de un médico rebelde que ejerce sin bata y con bastón mientras los calmantes circulan fluidos para engrasar su desafección por el trato directo con los enfermos. La serie se llama House M.D..
El aroma a C.S.I. con todos sus viajes por los sistemas corporales de los enfermos se disipa en cuanto el doctor Gregory House dispara con su lengua mordaz. Los diálogos en los que participa House (magnífico Hugh Laurie) son todo un acontecimiento televisivo y un verdadero descubrimiento:

Dr. House: El 30% de los padres no saben que están criando al hijo del otro.
Dr. Foreman: He leído que la paternidad falsa no pasaba del 10%.
Dr. House: Eso es la cifra de las madres.

Cualquier comparación con series españolas es un insulto a la inteligencia del sufrido espectador. Esos diseños de producción que son rematadamente falsos de tan malos, las impostaciones ridículas de los actores, una fotografía plana e idéntica serie a serie, unas tramas costumbristas y conservadoras a más no poder, y con un barniz chabacano que debiera reservarse para los sabados por la noche y esos shows marca José Luis Moreno.
Ahora, un aviso. Esperen al DVD. Viene a mi memoria un comentario de Juan Cueto de los tiempos de la Cueva del Dinosaurio, y que adapto a mi circunstancia de ayer noche: estás tan tranquilo viendo los anuncios, y van estos memos de Cuatro y te los cortan para ponerte un trocito de House.

21 febrero 2006

Dressed to kill (1980)

Como uno ya no va al cine resulta cada vez más difícil enfrentarse a una película de la que no tenga referencias. Mi exposición al cine se nutre con DVD que voy adquiriendo con el criterio de películas ya vistas o de otras cuyas referencias las hagan potencialmente atractivas. Vienen dadas por los directores, actores u otros. Ahora bien, esto contamina de alguna forma el visionado de la obra.
En el caso que nos ocupa, la referencia era su director, Brian de Palma, y unas escenas censuradas en la versión comercial estrenada en su momento. El DVD, comprado en Estados Unidos, incorpora la versión sin censurar. Más allá de esto, la fama que precede a de Palma sobre su conocimiento del lenguaje cinematográfico y de una cierta ligereza a la hora de compactar la coherencia de las historias que narra. Se le tacha de deudor de Hitchcock, Lean o Antonioni, aunque creo que de Palma es más que un alumno aventajado, y Dressed to Kill es prueba de ello, aunque también de sus defectos, en concreto, el falso epilogo que es una vuelta de tuerca más que gratuita. La película contiene elementos más que suficientes para sorprender al espectador, matrimonios en crisis, angustia sexual, búsqueda de la propia identidad, violencia en dosis suficientes, el sentimiento de culpa y todos ellos engarzados de manera precisa en un armazón visual perfectamente arropado por la música de Pino Donaggio.
Antes, un arranque primoroso por lo directo (secuencia explícita en la ducha), un episodio en el museo a la altura del mejor Hitchcock y un desarrollo narrativo impecable que muestra el genio visual de de Palma: pantalla partida, uso de la profanidad de campo, tanto visual como sonoro, golpes de efecto, sangre en primer plano, duchas psicóticas que son ascensores.
También la doble personalidad y los espejos, las rubias (uf), Nueva York, policías listos que parecen tontos, y un sublime Michael Caine.
Confieso también que descubro al asesino justo cuando de Palma quiso, lo que tiene su mérito, y no por mi perspicacia.
Ahora, estas referencias que unas películas hilan con otras me nutren de excusas para hacerme con la extraodinaria edición de Ryan’s daughter, por eso de la conexión de Palma /David Lean.

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Sólo dos (decimoséptimo)

20 febrero 2006

Bálsamo

Mientras Carmela y Mateo esperan en Lindes, preparo un bálsamo en la batidora.

Neil Young
Everything but the girl
Johnny Cash
U2
Hank Williams III
Bruce Springsteen
Los Ilegales
New Order
Pata negra
Claustrofobia
Mano negra
Dave Stewart & Spiritual Cowboys
Manu Chao
Paul Weller
The Cure
Billy Bragg
Orishas
The Smitheerens
The Waterboys
Los Secretos
Del Amitri

19 febrero 2006

Black narcissus (1947)

Powell y Pressburger (los arqueros) dibujan un intenso melodrama sobre la represión emocional que los humanos nos imponemos bajo el barniz de una espiritualidad que muchas veces no es más que una huida. Para ello montan un Himalaya de estudio y nos lo enseñan bajo encuadres imposibles y con una banda sonora de viento y dudas.
Las monjas Deborah Kerr y Kathleen Byron dudan sin parar. El aire puro que se respira a tres mil metros de altura, el viento incesante y el torso del agente del gobierno interpretado por David Farrar descolocan los principios de las religiosas hasta arrimar la tragedia. Por el camino, la hermana Honey se siente culpable de la muerte de un niño y la hermana Philippa planta flores en vez de lechugas y llora por su fe.
Nunca ví pintarse los labios en rojo como la hermana Ruth / Kathleen Byron. Nunca.
Nunca ví una mujer trastornada apareciendo como un fantasma, helándome la sangre, sufriendo por la catástrofe inminente.
Se abre ante mí un mundo nuevo, el de Powell&Pressburguer y sus The life and death of Colonel Blimp, A Canterbury tale, The red shoes, Peeping Tom.
Una película te lleva a otra, sin parar, sin respiro.



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18 febrero 2006

The wild bunch (1969)

Fantástica.
La amistad y la perseverancia. El futuro y la muerte. El horror y la violencia. Baños en tinajas de vino y robos de arandelas. Un país con un patio trasero regado con sangre.
William Holden, Ernest Borgnine, Warren Oates, Jaime Sánchez, Robert Ryan, Emilio Indio Fernández, Edmond O’Brien, Ben Johnson.
La amistad se ejerce, incluso a costa de la propia vida. Quien de ella presuma va dando pistas sobre la próxima traición.

If they move, kill’em.

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17 febrero 2006

La justicia

rata.

(Voz onomat., por el ruido que hace al roer o al arrastrar objetos a su agujero).
1. f. Mamífero roedor (…).
2. f. Hembra del rato.
3. f. rur. Coleta de pelo pequeña y muy delgada.
4. f. coloq. Persona despreciable.
5. f. germ. Bolsillo del vestido.
6. m. coloq. ratero (ǁ ladrón que hurta cosas de poco valor).
7. com. coloq. Persona tacaña.

Ejecutaré contra ellos terribles venganzas, furiosos escarmientos, y sabrán que yo soy Yahveh, cuando les aplique mi venganza.

Libro de Ezequiel, capítulo 25, versículo 17

16 febrero 2006

Sólo dos (decimosexto)

15 febrero 2006

Sólo dos (decimoquinto)

Festival de cine

14 febrero 2006

Los problemas

¿Cómo se ordenan? ¿por orden alfabético? ¿por tipo? ¿por antigüedad? ¿se pueden poner a madurar a la sombra de un árbol? ¿nos encadenamos a ellos hasta que desaparezcan? ¿se puede convivir con los problemas? ¿renunciamos a cualquier atisbo de felicidad mientras un problema nos ronde? ¿sólo vivimos en paz cuando no tenemos ningún problema en kilómetros a la redonda? ¿se pueden amaestrar? ¿se puede conseguir que te coman en la mano? ¿es cierto que aumentan y encogen a voluntad propia? ¿todos los problemas son oportunidades? ¿surgen de la nada? ¿hay predisposición genética para padecerlos? ¿qué forma tienen? ¿hay problemas que son animales? ¿o son plantas? ¿o son minerales?

13 febrero 2006

Sólo dos (decimocuarto)

Disintegration (1989)

12 febrero 2006

The island (2005)

Seré breve.
Fotografía preciosista y cámara histérica que aturden durante dos horas arrojando a través de un ventilador a contraluz una historia con posibilidades.
Miguelito Mareos ataca de nuevo.

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El unicornio rosa

Mientras hablo con JVB un unicornio rosa entra en el salón.
Pasa sigiloso entre la butaca de Benita y la librería para esconderse detrás del sofá de piel verde. Se asoma tras la lámpara cuando el rabillo de mi ojo me alerta de su presencia. Pregunto quién está ahí y el animalito me pregunta a su vez que cómo lo he visto.
El unicornio y yo salimos a pasear cuando el atardecer es un estallido de naranjas, rojos, bermellones, morados y luces artificiales. Sopla fresco el aire y corremos por la hierba hasta la cuesta que el unicornio rechaza. A pesar de eso, la sube a la carrera aunque acaba en los hombros de su padre. Los peatones lo miran entre confundidos y divertidos y los demás niños giran sus cuellos todo lo que pueden cuando los sobrepasamos.
El aire se vuelve filo y la noche es una tapia negra con estrellas. El unicornio y yo arribamos a Fort Apache, donde el calor anida.

11 febrero 2006

Seven man from now (1956)

John Wayne, de nombre real Marion, pone la pasta para que Budd Boetticher, que quiso ser torero, dirija a Randolph Scott, que leía The Wall Street Journal en los descansos de los rodajes, y a Lee Marvin, que aprendió a actuar disimulando el espanto mientras combatía en la Segunda Guerra Mundial.
Todos los hombres de la película se caen en los increíbles ojos azules de Gail Russell, actriz de destino trágico y desempeño frágil, de porcelana, delicado y suave.
Diálogos secos, parajes apabullantes, banda sonora precisa, buena fotografía del especialista Clothier. Marvin aún sin canas, va construyendo a Liberty Valance. Scott interpreta conciso a un hombre íntegro que se siente culpable y que ejecuta una venganza sistemática y decidida, siete cobardes y un solo valiente, encontrando de paso una segunda oportunidad.
Sin juicios morales ni grandilocuencia, pero mucho cine, mucho y bueno. Me preparo para el festival Peckinpah.

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10 febrero 2006

Sólo dos (decimotercero)

09 febrero 2006

Man of the west (1958)

Mann y Cooper para contar la historia de un hombre que se encuentra con su pasado.
Gary Cooper se acerca al ocaso de su carrera y de su vida con un personaje de corte heroico que trae una pegajosa historia de delincuencia y muerte adherida a sus entrañas. A pesar de eso, se mueve majestuosamente por los primorosos encuadres de Mann (fotografía de Ernest Haller) y no ceja en su empeño de desarmar el último golpe de la desestructurada banda en la que creció. La cámara se mueve con una elegancia inaudita y a la vez muy moderna ubicando a los personajes de unos paisajes desoladores. Pasadas las secuencias iniciales en el pueblo y del asalto al tren, los protagonistas se quedan solos con su drama. Desde ahí asistimos a una escalada de tensión y violencia que termina en un pueblo fantasma, con un banco vacío de dinero y la evocación de una Comala minera y salvaje. En la antigua casa de Link Jones/Gary Cooper, Coaley/Jack Lord intenta desnudar a la cantante, Billie Ellis/Julie London; después vendrá una brutal pelea en la que Link se lo hace pagar desnudándolo tras un interminable y descarnado intercambio de golpes.
Billie Ellis dice que pasó su vida buscando lo que quería y cuando lo encontró fue para darse cuenta de que no podía poseerlo. Pero al menos está viva, puede levantar la frente y seguir hacia delante. No hay futuro sin sufrimiento.

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08 febrero 2006

Creencias y viñetas

creer.

(Del lat. credĕre).

1. tr. Tener por cierto algo que el entendimiento no alcanza o que no está comprobado o demostrado.

Las viñetas, aunque malas, debieran de ayudar a entender/comprobar. Si eso no es posible, que den un paso al frente los fanáticos y los matones.

Esperar

El tiempo pasa despacio para los que esperan.
Es una melaza fría que se pega a todas partes embotando los sentidos y entorpeciendo los pensamientos. Este efecto se concentra centrifugado cuando el futuro está en otras manos, en otros sitios, en otros tiempos. La espera es turbia y le saca virutas a la paciencia y a la estima, provocando agitación y miedo. No nos enseñó nadie a gobernar la calma ni a domar el tiempo que pasa sin que rompa nuestras certezas y nuestros anhelos.
Hay que actuar y salir a caballo a buscar lo nos quitaron, durante días, sin desfallecer. El descanso espera en casa, tan nervioso como nosotros

07 febrero 2006

The Dead (1987)

Obra póstuma del maestro Huston, que vuelve a sus orígenes con la adaptación del relato de James Joyce que cierra Dublineses. Un relato con un final estremecedor por lo bello de su escritura y lo cierto de su desenlace.

A few light taps upon the pane made him turn to the window. It had begun to snow again. He watched sleepily the flakes, silver and dark, falling obliquely against the lamplight. The time had come for him to set out on his journey westward. Yes, the newspapers were right: snow was general all over Ireland. It was falling on every part of the dark central plain, on the treeless hills, falling softly upon the Bog of Allen and, farther westward, softly falling into the dark mutinous Shannon waves. It was falling, too, upon every part of the lonely churchyard on the hill where Michael Furey lay buried. It lay thickly drifted on the crooked crosses and headstones, on the spears of the little gate, on the barren thorns. His soul swooned slowly as he heard the snow falling faintly through the universe and faintly falling, like the descent of their last end, upon all the living and the dead.

Ochenta minutos de cine de verdad, con un largo prólogo coral. Cuando Bartell D'Arcy (Frank Patterson) canta The Lass of Aughrim desencadena la acción. Oímos cantar viendo la estupefacción de Gretta Conroy (Anjelica Huston) y también de su marido Gabriel Conroy (Donal McCann). Después, el trayecto en carruaje y un intenso epílogo en la habitación del hotel, con el monólogo interior de Gabriel ilustrado con parajes nevados.
Preciosa película. Esta impregnada de un tono dorado en las secuencias de la cena, mientras que los exteriores y la habitación del hotel tienen un azul mortecino y frío.
El balance de una vida, el amor, el paso del tiempo con sus desgastes y sus resistencias, los estragos de la vida, la juventud y la vejez. John Huston deja un testamento como su vida, haciendo suyo el mensaje de Joyce, Better pass boldly into that other world, in the full glory of some passion, than fade and wither dismally with age.

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06 febrero 2006

The unforgiven (1960)

Del maestro Huston. Audrey Hepburn, Burt Lancaster y Lilian Gish, qué ojos, Lilian Gish.
Sobre el racismo, sobre el amor, sobre la vida en la frontera, sobre los prejuicios, sobre la familia, sobre el amor de madre, sobre los hombres y sobre las mujeres, sobre los cimientos de un país.
Un piano en la pradera, hermanos y hermanas, la fuerza de la sangre y del orgullo, culatas de rifle que son muletas, las marcas del sol, el pasado vuelve a caballo armado con un sable y nuestros fantasmas cuelgan de un árbol. Nadie debe morir sin haber probado la cerveza en Wichita.
El sábado por la noche dejamos fuera a las ratas, los pozos, las esperas y las caricaturas para acompañar a los Zachary en su tragedia y en su esperanza, que es la nuestra.

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04 febrero 2006

Sólo dos (duodécimo)

Como siempre, en Sólo dos.

03 febrero 2006

El Dorado (1966)

Howard Hawks. John Wayne. Rio Bravo de nuevo, ¿diez años después?. Quizá Dean Martin sea ahora Robert Mitchum, y Ricky Nelson se vuelva James Caan.
La amistad cierta, la franqueza con que los hombres se hablan (impagable diálogo entre Cole Thornton y el patriarca McDonald tras la muerte del hijo), cómo las mujeres derriten a esos hombres recios, las familias clásicas (el clan McDonald), las familias heterogéneas (la trouppe reunida en la oficina del sheriff), las parálisis temporales de Thornton, la música, los malos presagios picando en en la nuca de Bull, el poema de Edgar Allan Poe,

Gaily bedight,
A gallant night
In sunshine and in shadow,
Had journeyed long,
Singing a song,
In search of El Dorado.
But he grew old --
This knight so bold --
And -- o'er his heart a shadow
Fell as he found
No spot of ground
That looked like El Dorado.
And, as his strength
Failed him at length,
He met a pilgrim shadow --
"Shadow," said he,
"Where can it be --
This land of El Dorado?"
"Over the Mountains
Of the Moon,
Down the Valley of the Shadow,
Ride, boldly ride,"
The shade replied --
"If you seek for El Dorado."

y el paseo final de Mitchum y Wayne, ambos con muletas.

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Sólo dos (undécimo)

Ya en Sólo dos.

02 febrero 2006

Un ataúd de terciopelo (1980)

Gentileza de de Purísima y oro.
Escrito mano a mano por el maestro Raúl del Pozo y Diego Bardón, es una interesantísima crónica del regreso de Manuel Benítez, el Cordobés. Alrededor del festejo que cierra la temporada de mil novecientos setenta y nueve, los autores aprovechan el McGuffin de la vuelta del matador para desparramar con brillantez un estudio sobre la evolución y estado actual (en mil novecientos ochenta) de la tauromaquia.
El mundo de los toros es una feria cruel donde los egos chocan con los miedos. Se va comiendo a sus propios hijos, aquellos que no entienden lo que el público pide o que no pueden conseguir dar el salto al escaparate del albero.
El libro está muy bien estructurado alrededor de esa última corrida, y desbroza implacablemete al mito de los años sesenta. Desde aquí, con veinticinco años de retraso, me inclino ante la valentía de del Pozo&Bardón por arrear esos emboticones al diestro, al mito de papel. Como ellos mismos relatan, es habitual que el entorno del torero ponga en su sitio a los periodistas poco sensibles al arte del matador. Con dos cojones.

01 febrero 2006

Dark water (2005)

Walter Salles da el salto al Norte, tras la meritoria Diarios de Motocicleta, y escoge, o le escogen, Honogurai mizu no soko kara (2002), de Hideo Nakata. Dejamos por obvia la discusión sobre la pobreza de ideas del cine estadounidense. Quédense con la idea de que nadie critica los discos de versiones, siempre que éstas sean buenas. Una buena versión aumenta el prestigio del original y es prueba de su calidad. No he visto el original de Nakata, ni creo que lo vea, y por tanto no juzgaré si esta versión de Salles mejora o no aquella. Sólo digo que he pasado un gran rato viendo Dark Water, y eso debiera de ser suficiente.
Con un buen equipo delante (Jennifer Connelly, John C. Reilly, Pete Postlethwaite, Tim Roth, Dougray Scout) y detrás de la cámara (Angelo Badalamenti, Affonso Beato), rehace el original japonés en un desasosegante espacio verdoso cerca de Nueva York. El edificio, o conjunto de edificios, donde se desarrolla la acción propone una revisión sobre las propuestas arquitectónicas con programas que pretenden crear espacios para la vida que se acaban convirtiendo en cárceles. Exceso de ambición, variaciones en la ejecución sobre el proyecto inicial, degradación de los materiales, o lo que sea, termina poblando de ghettos unas ciudades que, a embestidas de arquitectos y urbanistas pretendidamente geniales, son cada vez más duras e invivibles.
La diosa Jennifer Connelly, aún a riesgo de encasillarse en papeles de, digamos, desequilibrada (Requiem for a dream (2000), House of sand and fog (2003)), nos entrega una hermosa interpretación, en el borde del riesgo, para este drama psicológico o incluso psiquiátrico, acompañada por la niña Ariel Gade, ejemplo de interpretación naturalista, comedida y creíble. Sin ser una producción millonaria, lo que vemos en pantalla luce con empaque y acabado de gran cine. Vamos, como en las teleseries españolas.
Mi señora y yo vemos la película cogidos de la mano, esperando cada sobresalto, hasta que al final comprendemos donde está el terror. Merece la pena dedicar noventa minutos a descubrirlo.

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La bola de nieve

El sábado nevó en Valladolid. Cada cierto tiempo las nubes se nos caen encima para regocijo de los niños y alboroto de alcaldes y ministros de Fomento.
El heredero y su padre estuvieron el domingo dando unos tumbos por los alrededores de Fort Apache. El niño grita que la nieve es de verdad, como en la televisión. Recuerdo cuando esquiábamos en las Eras de Renueva, en León. La tele era en blanco y negro, pero la nieve era tan cierta como la cortina de bolazos que había que descubrir para poder entrar en el colegio.
Preparamos una bola de nieve, una albóndiga blanca y rotunda, para conservarla en el congelador, al lado de los filetes de mero y de los gallos petrificados.
El hermano de los ojos azules se quejaba de pequeño de que las bolas estaban frías. Solución, un paso por el horno. Resultado, lágrimas como puños para adornar un misterio incomprensible.

Sólo dos (décimo)

Ya en Sólo dos.