02 agosto 2006

Sánchez Bolín en NY (XII)

Recuperamos el resuello con la hamburguesa de Utopia. Julio, que es un fiera, hace una entrevista a Sam Moore (Sam & Dave) mientras engullimos la carne. La calle otra vez, ahora ocupada por reporteros que recogen opiniones acerca de la ola de calor que nos ataca. Evitamos esa sucursal del infierno llamada Metro (leeremos después que en algunos vagones sin aire acondicionado los viajeros lloran) y nos refugiamos sucesivamente en una tienda de vinos, en otra de electrónica y en un taxi que nos ha de llevar a Little Italy. Los restaurantes se suceden unos tras otros en las aceras y rozamos Chinatown. Suciedad, casas desvencijadas, pescaderías con repelús y falsificaciones de todo tipo. Caminamos al encuentro de un taxi salvador y tenemos tiempo de ver un rodaje cinematográfico en plena calle, justo cuando Julio dice que estamos en el lugar ideal para una localización cinematográfica. ¿Otro fallo de Matrix, tal vez?
Nos convoca Cristóbal Gabarrón Jr. a cenar con dos chavales, Carlos&Fernando, requemados por las prohibiciones que acechan a los bebedores que no tienen cumplidos los veintiuno. La cena en The Park, en el Meatpacking District, y después la terraza más cool, en el Hotel Gansevoort. Tienen la deferencia de organizar en el Hall una sesión fotográfica con modelos de la talla treinta y cuatro, y con las hormonas a tono bebemos mojitos en el PentHouse del Hotel. Un fulano de musculatura perfecta se enguanta un Lamborghini y nos enseña a los paletos vallisoletanos cómo se descapota el coche amarillo, perfecto, insultante.
Volvemos a casa chorreando sudor para pasar quizá la noche más calurosa de nuestras vidas.

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