10 noviembre 2005

Joan Colom

Disfruto de la exposición Joan Colom, Fotografías de Barcelona, 1958-1964, en San Benito.
Joan Colom inventa la nouvelle vague con una cámara en la cintura, escondida, disparando por una Barcelona que lleva boina y que relaja sus partes bajas con unas meretrices rotundas y surcadas de miseria, en el territorio mítico del Barrio Chino/Ravall. El artista dice que hace la calle, que es un notario de la realidad. Las fotografías estremecen como escritura pública de un tiempo del que parece que renegamos, con sus sabañones y botas rotas. Los retratos de niños, con caras de viejo, son hiperrealistas y me hacen pensar en los adultos que han sido o están siendo aún. Trato de imaginar su futuro, en muchos casos ya pretérito imperfecto. El artista coge una cámara de 8mm y rueda unos pocos rollos que se proyectan en la sala de exposiciones. Sigue el paso zigzagueante de un marinero borracho, a unos niños rematadamente pobres que se lavan en una palangana. Joan Colom le da la vuelta al NO-DO y a su vez a un país que espera a Mr. Marshall.
Salgo a la calle, hace frío, tengo que despedir a un electromecánico que se traslada al Pozo Moqueta.