14 octubre 2005

DVD

Uno de los inventos del siglo.
Te conviertes en tu propio programador cinematográfico, en el rey del cineclub. Quién pudo soñar con un ciclo sobre John Ford en el que pusieran veinte veces seguidas She wore a yellow ribbon/La legión invencible o quince veces The quiet man/EL hombre tranquilo. Además, The last of the mohicans no será plato navideño, lo podremos paladear cada día. Quién no sueña con una sesión golfa construida sobre The deer hunter/El cazador, The searchers/Centauros del desierto, güisquis y puros, mano a mano con el obrero del blog.
Nos llenamos la cueva de cachivaches tecnológicos para ver películas en blanco y negro, riguroso negro. Es nuestro libre albedrío. La satisfacción del coleccionista cinéfago se hincha viendo en la estantería, que ya revienta, Apocalypse now, Dersu Uzala, Scarface, M, The killers, Point blank, La guerra de las galaxias, Bullit, Hana-bi y tantas otras.
Desde hace un tiempo, las películas empiezan a la hora que yo digo. Me siento el amo.

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