22 julio 2006

El hombre que inventó Manhattan (2.004)

De Ray Loriga. Un conjunto de relatos que pretende, supongo, crear una novelita coral. Pero no lo consigue. Los personajes, aunque pintorescos, no alcanzan entidad suficiente como para perseguirlos por las ciento y pico páginas de la obra. El barniz Manhattan es socorrido porque disfraza la simpleza de las motivaciones y sin embargo, la deambulación por un escenario que resulta familiar a los que nos encontramos cómodos en la cultura americana (cine, música, literatura) no oculta la endeblez del argumento, si es que lo hay.
El lector no tiene derecho a exigir riesgo a los autores, pero sí a que lo entretengan, lo estimulen y sobre todo lo satisfagan. No es mi caso con El hombre que inventó Manhattan.
A ver si me desquito con El guardián del vergel, del apabullante Cormac McCarthy.