17 enero 2006

Una propuesta

Ya en mi mesa, un plato para gourmets, una recomendación para entendidos, entregada por unas manos blancas que buscan su destino en azul y negro.


Los aromas que trae son Dead can dance pasados por una Thermomix electrónica, de ola fría, gótica. Son las primeras impresiones, esta música requiere de paladeo tranquilo, de noche, solitario. Lo serviremos en iPod de madrugada. Ya comentaremos. Mientras tanto, Johnny Cash canta a su Personal Jesus.