Escaparate y éxito
Contaba el Fary que cuando no vivía de cantar se acercaba a los escaparates a observar los jamones y que a continuación se le caían las lágrimas. En Ortega y Gasset 40 hay un restaurante llamado Combarro que es como la cebolla del Fary. Luce un escaparate soberbio, donde una orquesta de cigalas, langostinos, quisquillas, centollos y centollas, merluzas e incluso un rodaballo como una plaza de toros interpretan las sonatas como nadie. Todo primorosamente colocado, sin abusar del hielo, con una alfombra roja en el exterior, al lado de la plaza del Marqués de Salamanca.
El sabado pasamos como los tres cerditos camino de la comida rápida cuando la orquesta interpretaba a Mozart para nosotros. Por la tarde, JVB hizo cuatro veces el paseíllo por delante de ese tendido siete que trabaja sólo para carteras plenas de éxito. Dice el piloto que el éxito es que al pasar por delante del escaparate te saluden desde dentro.
Para mí el éxito es tener dos hermanos como Julio y Fernando.
El sabado pasamos como los tres cerditos camino de la comida rápida cuando la orquesta interpretaba a Mozart para nosotros. Por la tarde, JVB hizo cuatro veces el paseíllo por delante de ese tendido siete que trabaja sólo para carteras plenas de éxito. Dice el piloto que el éxito es que al pasar por delante del escaparate te saluden desde dentro.
Para mí el éxito es tener dos hermanos como Julio y Fernando.
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