26 enero 2006

Un día

Alfred Hitchcock se casa. Rain falls down. Los informes, los datos sin sentido, los meses que se pisan, el café sin gracia, el frío. Una llamada y otra más. La fantasía por siete mil cuatrocientos millones de dólares o lo que eso signifique. Maniobras para amedrentar a un hombre valiente. Un arranque con fabada y un retorno con el coche convertido en una pista de baile. El padre de los gemelos me regala una conversación sincera para inventariar el desfile, el desmontaje del muñeco, el repaso a las despedidas. Me vuelvo transparente, dos veces, sin idea de bolas, me encuentro con Juan y hablamos, lo veo pequeño, cercano y lejano, cálido, familiar. En Fort Apache, la alegría, las carreras, las lecturas, los deberes y los cuentos. Las sílabas se juntan y se separan, el lápiz deja un rastro fuerte, negro, rugoso, en un bajorrelieve infantil que promete un genio futuro. Sin city. Ráfagas de pasión, violencia y muerte, en comic, en negro y blanco. Hoy la remataremos, y nunca mejor dicho.