03 octubre 2005

Anginas

La nena está mala, con anginas. La fiebre la tiene cocida en el sofá. No se mueve, sólo gime y pide agua. La boca es más de fresa que nunca y los coloretes como tomates de rama. Suda como un pollo y se revuelve arisca cuando la acaricio. Después, me coge la mano. Tiene las manos y los pies fríos. A ratos se espabila y juega con su hermano. El juego es esconderse debajo de la manta, refugio de siempre para los niños que buscan ese mundo oscuro y sugerente de los sueños y los cuentos.

Hablo con ella por teléfono, está mejor, habla con ese tono que me conquista. Me dice que no sabe cuando le pregunto qué está haciendo.

Menos mal que ella no me lo pregunta a mí. Yo tampoco lo se.