Desde Peral
La vista desde Peral. Ya crecieron los fresnos, uno por cada nena. Total, seis. Una proeza. Hay que esperar, él siempre lo dice. Al final, los árboles dan la sombra. Nos sentamos en el banco de mi bisabuelo, su padre.
La cuadra, refugio de piedra. Rústico adosado a la cuadra de verdad, la casa de las vacas. Vacas reales, de color canela, que descansan mientras vigilan el camino al prado. Enormes leones vacunos de mirada templada y masticar sereno. Son nuestros colosos.
Se lo debemos.
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