05 agosto 2006

Sánchez Bolín en NY (XVIII)

La colección de Henry Clay Frick (1849-1919), exitoso magnate del acero y el carbón, es un monumento al buen gusto. Una exquisita pinacoteca construida con cuadros de Velázquez, Goya, Turner, Van Dyck, el Greco, Rembrandt y otros. El palacio se ha ido ampliando sucesivamente para albergar un remanso de paz y arte en plena Quinta Avenida. Imprescindible.
Por la tarde toca Tiffanys. Diamantes, perfumes, Gehry, Paloma Picasso, perlas, todo fuera del alcance de nuestra mano, aunque bien cerca. Regresamos por Central Park esquivando el tormentón que marca el fin de la calorina que nos ha acompañado estos días.
Cenamos otra vez en Tenzan. El reclamo de la Sapporo Beer resulta infalible. Una gastronomía elaborada por cirujanos y presentada por finos estilistas. La tecnología conecta la cuenta del restaurante con mi teléfono móvil y así aprendemos algo más de cómo gestionar las propinas por vía electrónica.
Buscamos un bar donde ver un poco de béisbol pero una vez dentro el jukebox nos atrapa. Somos hijos de la música popular y sus redes son demasiado densas como para dejarnos escapar. Sánchez Bolín selecciona Rockin in the free world, de Neil Young. Es, quizá, la primera vez que puede escuchar esta canción en un bar. Emocionante.
Luego, ya golpeados, acudimos al bar de la parroquia, en el que se rinde homenaje al bombero Kevin Bracken, vecino próximo y que tiene dedicada la esquina de Amsterdam Av. con 73th street. Nos liquidamos dos jarrones de cerveza con la promesa de un reportaje en el quinto aniversario del once de septiembre.


El viernes es para el museo aeroespacial montado en el USS Intrepid, un portaviones varado en Pier 86, a la altura de la calle 46. Resistió los embates de los kamikazes y ahora es un mostrador de aeronaves de combate, cohetes y misiles, y hace guardia junto al Concorde y el USS Growler, un submarino de propulsión nuclear de los tiempos de la guerra fría. Visita recomendable para los aficionados a la aviación y demás despilfarros bélicos.
Recuperamos a Julio y cenamos en un restaurante thai del East Village. Buena comida aunque mi aparato digestivo está para pocas bromas. Mañana trasladamos Fort Apache a la meseta castellana, donde el skyline está formado por boinas y dulzainas.

Etiquetas: ,