Walking on water (2004)
Aquí, Caminar sobre las aguas y en Israel, LaLehet Al HaMayim.
Buena película sobre la evolución interior de un agente del Mosad que se dedica a asesinar enemigos del Estado de Isarael, ya sean palestinos o ancianos nazis.
El protagonista, Eyal, interpretado de manera soberbia por Lior Ashkenazi, vive rodeado por la muerte, sin plantearse la situación hasta que la mirada de un niño, hijo de un dirigente de Hamas asesinado por él, y la decisión de su esposa, le resquebrajan su mundo.
La relación con los nietos de un posible nazi alemán, ya anciano, continúa horadando sus convicciones, sobre todo por la libertad de prejuicios con la que vive el nieto varón (Axel Himmelman/Knut Berger) y por la mirada limpia de la nieta (Pia Hammelman/Caroline Peters), cooperante en un kibutz.
La película se resiente en la solución final que le dan al atormentado Eyal, por apresurada y demasiado feliz.
No obstante, sorprende la valentía con la que director, Eytan Fox, y guionista, Gal Uchovsky, afrontan toda la situación actual de Israel, los palestinos, los atentados, la homofobia, el Holocausto, los aburridos kibutz, etc. Destacamos también la correcta fotografía, algo plana, aunque disinguiendo bien los ambientes (kibutz, Jerusalem, Berlín), y la excelente banda sonora.
Se echan de menos apuestas de este estilo en el cine español, algo que vaya más allá del costumbrismo conservador, de la zafiedad torrentista, y de las imposibles historias almodovarianas.
El protagonista, Eyal, interpretado de manera soberbia por Lior Ashkenazi, vive rodeado por la muerte, sin plantearse la situación hasta que la mirada de un niño, hijo de un dirigente de Hamas asesinado por él, y la decisión de su esposa, le resquebrajan su mundo.
La relación con los nietos de un posible nazi alemán, ya anciano, continúa horadando sus convicciones, sobre todo por la libertad de prejuicios con la que vive el nieto varón (Axel Himmelman/Knut Berger) y por la mirada limpia de la nieta (Pia Hammelman/Caroline Peters), cooperante en un kibutz.
La película se resiente en la solución final que le dan al atormentado Eyal, por apresurada y demasiado feliz.
No obstante, sorprende la valentía con la que director, Eytan Fox, y guionista, Gal Uchovsky, afrontan toda la situación actual de Israel, los palestinos, los atentados, la homofobia, el Holocausto, los aburridos kibutz, etc. Destacamos también la correcta fotografía, algo plana, aunque disinguiendo bien los ambientes (kibutz, Jerusalem, Berlín), y la excelente banda sonora.
Se echan de menos apuestas de este estilo en el cine español, algo que vaya más allá del costumbrismo conservador, de la zafiedad torrentista, y de las imposibles historias almodovarianas.
Más riesgo, más valor, y menos eructos.
Etiquetas: cine
<< Home