18 noviembre 2005

Recuento

Salgo del garaje camino del pozo.

Circulo por una acuarela de Turner, las formas son sólo susurros y las luces nada más que promesas. En el puente el aire bambolea el coche y me recuerda lo pequeño que soy.

Promesas de jamones y lomos, amenazas de Carnavales e imitaciones geniales a la hora de comer (gracias, de Purísima y oro). Son las únicas risas del día, resultado escaso para lo cara que está la licencia. Rematamos con clases de matanza, evocaciones de la sesera y recuento de cubaslibres.

La tarde es plomiza, el jersey se vuelve coraza y la pantalla del ordenador se queda en espejo de mi cansancio.

En casa, la propuesta a los hijos los agita y chillan. La percha se muta en arco, guitarra, peine, cuernos y espada láser.

Llaman a la puerta. Es el ángel de la guardia. Se llama Manolo y es fontanero.