La neblina del ayer (2.005)
Magnífica novela del cubano Leonardo Padura colocada en el género negro. Transcurre en la Habana y está protagonizada por un antiguo policía, Mario Conde, al parecer es personaje recurrente de Padura en una tetralogía anterior que no leí.
El género sirve al escritor para deambular por los claroscuros de la sociedad en la que vive y a la que ama con franqueza y desprendimiento. Como un funambulista, el autor oscila entre los recuerdos de aquella Habana mítica donde la noche refulge de espectáculos, mafiosos norteamericanos y burguesía patricia que no renuncia a nada; y la realidad granítica de un país que se plantea continuamente el coste del rumbo tomado en mil novecientos cincuenta y nueve. Los personajes, todos o casi todos perdedores, descreídos y bastante cínicos, con Mario Conde como penúltimo bastión de una forma honrada de entender los libros, la comida, la bebida, el sexo y los amigos.
Me queda la duda de que si Carvalho hubiera aterrizado por la Habana no simpatizaría con ese sosias llamado Mario Conde. Quizá hablarían poco pero al compartir un ron solo en vaso largo cada mirada encontraría en la otra una melancolía confortable y familiar.
El género sirve al escritor para deambular por los claroscuros de la sociedad en la que vive y a la que ama con franqueza y desprendimiento. Como un funambulista, el autor oscila entre los recuerdos de aquella Habana mítica donde la noche refulge de espectáculos, mafiosos norteamericanos y burguesía patricia que no renuncia a nada; y la realidad granítica de un país que se plantea continuamente el coste del rumbo tomado en mil novecientos cincuenta y nueve. Los personajes, todos o casi todos perdedores, descreídos y bastante cínicos, con Mario Conde como penúltimo bastión de una forma honrada de entender los libros, la comida, la bebida, el sexo y los amigos.
Me queda la duda de que si Carvalho hubiera aterrizado por la Habana no simpatizaría con ese sosias llamado Mario Conde. Quizá hablarían poco pero al compartir un ron solo en vaso largo cada mirada encontraría en la otra una melancolía confortable y familiar.
Etiquetas: libros, recomendaciones
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