11 junio 2006

Cerezas y lenguas de gato


Como un Calamaro castellano y rotundo, JV recorre España (es España, cojones) presentando su flamante novela, Palomas Eléctricas. Un equipo que pedalea con el empuje de Raúl del Pozo, César Alonso de los Ríos, Miguel Ángel Matellanes (Algaida), Jesús Fonseca y Antonio Lucas. Y todos nosotros animando.
De la presentación en Madrid llegan crónicas por la prensa y en Escrito en el viento, mi recomendación para saber cómo fue.
En Valladolid, el Café España se llena de cerezas, lenguas de gato y muchos amigos. Raudales de cariño por todas partes, admiración por el muchacho rizoso y genial y ganas de pasarlo bien abarrotan el jazzclub. Una entrada certera, precisa y sin desperdicio de Jesús Fonseca calienta al auditorio para que Antonio Lucas, con calcetines de cuadros, trace un apunte exacto de la trayectoria, maneras y objetivos de Julio. Al fin, el autor. Se entrevista a si mismo entrenado tras un maratón de encuentros con los chicos de la prensa. El resumen de su encendida autopresentación es las ganas de comerse la novela, esas Palomas Eléctricas tan sucias de puro vivas. Después, las copas, el regocijo, el autor por los aires y las carcajadas inundando la sala. No cuento más, estos eventos hay que vivirlos.
El sábado nos levantamos con los párpados de plomo y el ánimo adrenalítico. El clan coge los coches y vuela hacia Salamanca cantando Let’s impeach the President. Esta vez el objetivo es el Premio. Julio lo borda de nuevo y un poeta vivió diez años en la sierra de Cádiz y se volvió loco. Dejamos al autor sufriendo con la carrillera y nosotros nos pegamos un homenaje en Chez Victor.
Después, el cansancio. El huerto de Calisto y Melibea, nuevas presentaciones de Palomas Eléctricas, esta vez caricaturescas y embadurnadas de amor y respeto. Rescatamos a Julio mutado en cuervo y regresamos. En Fort Apache, Un ataúd de terciopelo y un atraco a plena pantalla.
Dedicado, otra vez, a los que nunca creyeron.