Recomendación del día
Durante algunos años del siglo pasado, allá por mil novecientos ochenta y cinco y siguientes, disfrutamos de una corriente musical conocida como minimalismo, heredera directa de las músicas de amueblamiento de Eric Satie y otros. Wim Mertens fue (y es) buen exponente de aquello. Un disco señero de su producción fue Maximizing the audience, y que aquí recuperamos. Pianos sutiles, voces en falsete, melodías repetidas sin llegar nunca a la saciedad, y una frialdad sólo aparente. Vimos a Wim tocando en directo en Valladolid, en aquel festival de Teatro que nos regalaba presencias a la última por cortesía de los poderes públicos, y también recuerdo el vídeo con el que se presentaba Lir, con dos hombres coronados bailando desnudos al compás de la música, un (casi) escándalo en la época.
Win Mertens y sus composiciones mínimas fueron banda sonora de nuestros paseos por la montaña segoviana a lomos del mítico Citröen Visa rojo (Eduardo, Juan, Enrique…). Ahora, veinte años después, lo rescato para que me acompañe. El sábado atravesamos el arco iris arropados por Whisper me, buscando el caldero de oro, y encontramos dos niños que saltan y ríen como dos cachorros felices y satisfechos.
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