Es jueves
Escucho a Sigur Rós en el cochecito azul, y cavilo hundido en sus parafernalias periárticas y guitarreras.
Circulo en la noche que agoniza camino de ninguna parte, como cada día. Espero al sol que Heráclito decía que se estrenaba a diario. Puede que entendiendo el cambio como la leve promesa de que los días y sus noches se asomarán a los umbrales de la felicidad. En un día nuevo, en una noche flamante, distintos a los anteriores, se quebrarán los cimientos de la desilusión y la injusticia. La vida será brillante, y cálida y acogedora, y los porqués se amontonarán en los armarios, en nuestros cementerios domésticos y perfumados.
Sigue siendo jueves, el sol no asoma y aparco en la penumbra de las farolas agotadas.
Continúo.
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