27 septiembre 2012

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El heredero estudia los números enteros, que al parecer son un conjunto infinito con la suerte de ser numerable. Esperando a Purísima escucho una canción en la que cazo el destello de un número. Por otra parte, mi vida está marcada por el ciento veintiséis. Mis discos de Neil Young son numerables, tarea pendiente, sin necesidad de ser infinitos. Leí en un libro que no sabemos cuántos kilómetros tiene el Amazonas, dato prescindible cuando no juegas a quién tiene el río más largo. Está Mateo Escandón y su Sólo dos, con una secuela colgando de cuando Sánchez Bolín escribía. Y luego los años que no pasan, que simplemente se quedan. Y las temporadas y sus capítulos. Los descubiertos, las tasas y los índices. Los tanteos, las balas que faltan y los puntos dados.
Todo, todo, una ciénaga de números.