18 mayo 2007

Treinta y nueve

Divisible por uno, por tres, por trece y por él mismo. Antesala del número frontera, el que marcará con tiza imborrable la raya entre lo vivido y lo que queda por vivir. Comienzo con el teléfono borboteando mensajes cariñosos y sinceros, dos niños atrapados por la televisión y tu beso en el borde de la cama. Tomo un café delicioso al lado de LA Law, compartido con un ángel limpio, escurrido y sonriente. Armado caballero con la espada de grafito y arce, afronto lo pendiente con un viaje en barco en la agenda y la cabellera engalanada de canas.
Treinta y nueve gracias para todos. Los que nunca creyeron, que se jodan.