02 marzo 2006

Pruebas

La noche es un escorpión que me muerde el gemelo y duermo y no duermo en una voltereta que no cesa. Recibo el día con un dolor de cabeza tan grande como mi cabeza. Hoy tenemos pruebas.
El brazo es un reguero de borratajos, pinchazos y alérgenos. El padre sujeta al hijo y ambos sudan. Un torrente de palabras para enmascarar lo evidente. La madre se encoge discreta tras el dintel de la puerta.
Sudamos y sufrimos porque sufre.
La extracción y mil kilómetros en un segundo, pasillo arriba y abajo. La madre escucha los llantos y me deslumbra con sus ojos ciertos.
El hombrecito sale llorando pero la mente ya vuela hacia el maletero del coche. Un quintal de padre y medio de madre se desmoronan en los asientos. Abrazado a la caja multicolor, con la otra mano engullida por la de su padre, subimos a Innisfree. Jamón ibérico, lomo, pan, cocacolas, besos de merengue y suspiros de la abuela/bisabuela María Flor, que me enseñó a leer, y que ahora persiste con el heredero: Hijo, sigue leyendo tú que yo no veo bien.
Y el niño mejorando, gracias.