21 febrero 2006

Dressed to kill (1980)

Como uno ya no va al cine resulta cada vez más difícil enfrentarse a una película de la que no tenga referencias. Mi exposición al cine se nutre con DVD que voy adquiriendo con el criterio de películas ya vistas o de otras cuyas referencias las hagan potencialmente atractivas. Vienen dadas por los directores, actores u otros. Ahora bien, esto contamina de alguna forma el visionado de la obra.
En el caso que nos ocupa, la referencia era su director, Brian de Palma, y unas escenas censuradas en la versión comercial estrenada en su momento. El DVD, comprado en Estados Unidos, incorpora la versión sin censurar. Más allá de esto, la fama que precede a de Palma sobre su conocimiento del lenguaje cinematográfico y de una cierta ligereza a la hora de compactar la coherencia de las historias que narra. Se le tacha de deudor de Hitchcock, Lean o Antonioni, aunque creo que de Palma es más que un alumno aventajado, y Dressed to Kill es prueba de ello, aunque también de sus defectos, en concreto, el falso epilogo que es una vuelta de tuerca más que gratuita. La película contiene elementos más que suficientes para sorprender al espectador, matrimonios en crisis, angustia sexual, búsqueda de la propia identidad, violencia en dosis suficientes, el sentimiento de culpa y todos ellos engarzados de manera precisa en un armazón visual perfectamente arropado por la música de Pino Donaggio.
Antes, un arranque primoroso por lo directo (secuencia explícita en la ducha), un episodio en el museo a la altura del mejor Hitchcock y un desarrollo narrativo impecable que muestra el genio visual de de Palma: pantalla partida, uso de la profanidad de campo, tanto visual como sonoro, golpes de efecto, sangre en primer plano, duchas psicóticas que son ascensores.
También la doble personalidad y los espejos, las rubias (uf), Nueva York, policías listos que parecen tontos, y un sublime Michael Caine.
Confieso también que descubro al asesino justo cuando de Palma quiso, lo que tiene su mérito, y no por mi perspicacia.
Ahora, estas referencias que unas películas hilan con otras me nutren de excusas para hacerme con la extraodinaria edición de Ryan’s daughter, por eso de la conexión de Palma /David Lean.

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