22 febrero 2006

House M.D.

Cuatro programa una serie sobre las peripecias de un médico rebelde que ejerce sin bata y con bastón mientras los calmantes circulan fluidos para engrasar su desafección por el trato directo con los enfermos. La serie se llama House M.D..
El aroma a C.S.I. con todos sus viajes por los sistemas corporales de los enfermos se disipa en cuanto el doctor Gregory House dispara con su lengua mordaz. Los diálogos en los que participa House (magnífico Hugh Laurie) son todo un acontecimiento televisivo y un verdadero descubrimiento:

Dr. House: El 30% de los padres no saben que están criando al hijo del otro.
Dr. Foreman: He leído que la paternidad falsa no pasaba del 10%.
Dr. House: Eso es la cifra de las madres.

Cualquier comparación con series españolas es un insulto a la inteligencia del sufrido espectador. Esos diseños de producción que son rematadamente falsos de tan malos, las impostaciones ridículas de los actores, una fotografía plana e idéntica serie a serie, unas tramas costumbristas y conservadoras a más no poder, y con un barniz chabacano que debiera reservarse para los sabados por la noche y esos shows marca José Luis Moreno.
Ahora, un aviso. Esperen al DVD. Viene a mi memoria un comentario de Juan Cueto de los tiempos de la Cueva del Dinosaurio, y que adapto a mi circunstancia de ayer noche: estás tan tranquilo viendo los anuncios, y van estos memos de Cuatro y te los cortan para ponerte un trocito de House.