06 marzo 2006

Domingo

El domingo es un poema con nieve en la terraza y niños en pijama que piden comida.
La comida es una burla de juegos y palabras esculpidas con las manos menudas.
La niña, Leopardín, María y yo cogemos el coche camino de Innisfree, el territorio mítico donde te reciben con una sonrisa si vas solo y con alboroto si llevas niños.
La abuela/bisabuela María Flor, que me enseñó a leer, se quita cuarenta años de encima para ayudar a la niña a mejorar el jarrón que se expone en la nevera.
Mi padre agita la bandera de la razón pero se le enreda en el recuerdo del niño de pelo crespo que dispara adjetivos desde Central Park.
Las madres mascan cariño con los dientes apretados y los hijos aúllan en silencio para no crecer más.
De vuelta a Fort Apache, una dentadura sin dientes me saluda desde la boca del heredero.
Liquidamos el domingo mecidos por Frank Sinatra, que canta The lady is a tramp mientras escapa de Rita Hayworth para caerse en Kim Novak.
Ya lunes, descubrimos que hubo visita: mamá, el ratoncito estuvo en Imaginarium.
Lunes, Día luna, día pena.