La bañera
Ritual higiénico al que el padre asiste de vez en cuando. El heredero, armado con una esponja, me espera rodeado de tiburones, orcas, delfines y cocodrilos. El hombrecito se enjabona solo mientras su padre le pule y repule los cabellos, que quedan brillantes con un penetrante olor a albaricoques.
Después vienen los juegos, siempre bajo el chorro reconfortante de
Tras esto, y mientras lo que sea se vacía, los ejercicios de submarinismo, versión pulmón libre. Mientras lo veo debajo del agua me doy cuenta de que cada baño aguanta más, e incluso su cuerpecito ocupa ya casi toda
Cenizas.
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