04 enero 2006

Munición

Cada día reviso la munición que abriga mi iPod. Unas veces iTunes decide qué voy a escuchar las horas siguientes, y otras escojo yo mismo el contenido.

Para hoy tenemos A bigger bang, de sus satánicas majestades. Suena mientras escupo estás líneas, con todos sus riffs, la voz de Mick y del pirata del Mar Caribe, la batería sólida, amor, sexo, Rain falls down, noches de pasión y de rock, blues, mucho rithm’ blues. ¿Me recuerda a Sticky fingers?. Ahora se cuela Robert Johnson como un fantasma….

De segundo plato nos vamos a la pista de baile. Madonna se refugia en la hura de la discoteca después de hostiones anteriores. Es la reina madre, un disco de producción impecable y texturas pegajosas que no te da respiro.

De postre, Patrick Wolf y su Lycanthropy, por recomendación de NME. Un muchacho solitario que se cree lobo y que nos regala una obra espléndida, sutil, a ramalazos electrónica, muy a lo ola fría, con ecos de la new wave y una sensibilidad que ya no se estila. Un hallazgo.

La música arropa mis miedos y conjura las estupideces que llegarán por teléfono. Escucho a hombres libres, que poseen las riendas de su destino mientras le hablan al mundo de amor, de muerte, de diversión, del gozo de la vida. Artistas.