05 diciembre 2005

The killers (1964)/Insomnia (1997)

Con Julio, sesión doble para darle un golpe definitivo al fin de semana. Tiramos del fondo de Criterion para disfrutar, por un lado, con The killers (1964), versión Don Siegel, con John Cassavetes, Lee Marvin, Angie Dickinson y Ronald Reagan, y por otro, con Insomnia (1997), de Erik Skjoldbjaerg, interpretada por un inmenso Stellan Skarsgard.

Son dos películas, cada una en su estilo, sobre muertos en vida. En un caso, por despecho tras una embestida de la muy sensual Angie Dickinson. En el otro, el why no se presenta de forma explícita, pero quizás un exceso de años vagando por el downtown donde habita la delincuencia sueca pueda darnos una pista.

The killers, aquí Código del Hampa, se presenta con una luminosa fotografía de estilo televisivo, plagada de sombras, poco natural, pero suficiente a los objetivos de la película. De nuevo una mujer fatal y unos hampones que, contra todo pronóstico, se hacen preguntas, aunque en ello les vaya la vida. Mmm, terrorífica secuencia inicial en la escuela para ciegos. Memorable la escena final, con una de las mejores muertes que quien escribe recuerda. Si es que hay muertes para recordar. Buena adaptación del relato de Hemingway, pero que no supera la versión de Siodmak de 1946, la de Ava Gardner, Burt Lancaster y Edmund O’Brien, más arriesgada y sorprendente.

En Insomnia la luz es un estorbo para el detective insomne, que lo saca de sí y le hace perder el absoluto control sobre su caso, su vida y sus relaciones con el resto del mundo. Skarsgard llega a dar auténtico miedo, en un personaje que entra y sale continuamente del código de buena conducta de la pasma, si es que en Noruega puede estar éste vigente cuando nunca es de noche. Película de ritmo sensacional, sin estruendos ni sustos para el que la ve, y que deja un poso de desaliento, náusea y frío en el alma, donde el policía busca sin descanso una cortina que tape la luz para poder dormir, y de paso dar descanso a su alma tramposa, asediada por todos los fantasmas exteriores e interiores.

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