12 noviembre 2012

Oscuridades




Se hizo de noche mientras fotografié mis calcetines amarillos y atisbaba calcetines con cupcakes
Los calcetines, las amorosas cárceles invernales.
Sopla el viento achicando los ocho grados y desciendo una pendiente suave llena de claroscuros. La arboleda y sus hojas remolonas filtran la luz escasa que riegan las farolas. Hay tramos amarillos y otros completamente en negro, como estos días que maduran entre el otoño y el precipicio.
Corro con la banda sonora del iPod resucitado y rebelde. Vivo la música porque la música es vida. Sobre mis nubes nuevas paladeo guitarras y saboreo Hammonds, vibro a su ritmo y mi mente se va, se va lejos, detrás de esas nubes tras las que luce el sol. Aquí, ni siquiera nubes. Una oscuridad caníbal y pegajosa. La manta que lo cubre todo, como una avalancha de petróleo.
En esta tierra, donde los calcetines son imprescindibles.

Etiquetas: