Calles
Cada día recorro calles. Hoy el sol se oculta tras algunas nubes y el recorrido es evocador. Observo el trazado de hace siglos, cuando sólo la iglesia apuntaba al cielo y los sueños de los hombres se escondían del miedo.
Camino solo. No suenan ni mis pasos filtrados por las suelas de goma. Mi cabeza es música y en mi mano espero un reverbero que no llega.
De repente, entre los vanos que oculta la calle sinuosa, intuyo un revoloteo de sedas, incluso el perfume de las princesas, la música de su risa.
Sigo avanzando por mi senda de un paso tras otro. Mi mano sudando, mi cabeza un vertedero.
Perdí la razón.
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