01 agosto 2010

Sánchez Bolín en Harlem (IX)

Laproaig bien administrado es garantía de sueño plácido y despertar sereno. El sábado en Harlem es un brunch con huevos revueltos en su punto, tomates y queso y salchichón.


Hay que digerir Modern Times hasta comprender como el genio sobrevive al azote ácido del tiempo. Y eso en una ciudad que se permite a David Hasselhoff por las paredes.



En Brooklyn hay tiendas de ropa de segunda mano y de regalos de gusto exquisito, restaurantes franceses, festivales de rock al aire libre y aceras y aceras. En el Village hay música a raudales, y promesas de cinco shots por cinco dólares. Y una noche que no empieza ni termina.

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