Strange days (1.995)
La chica de mirar oceánico y Sánchez Bolín se enfrentan a Strange Days, la distopía imaginada por James Cameron que perpetró Kathryn Bigelow. La edición no es anamórfica, como las emisiones en televisión. Es decir, bandas negras que ocupan dos tercios de la pantalla. Al menos, no hay cortes para la publicidad.
Su larga duración, admisible en caso de obras maestras o prodigios del entretenimiento, obliga a convertirla en serie de dos capítulos. La vemos con poco interés y bastante sueño. Aún así disfrutamos el fantástico trabajo de Ralph Fiennes, cada vez más Mateo Escandón; la lujuria de Juliette Lewis, con la voz sugerente que nos roban en las versiones dobladas; y el deambular felino de Angela Bassett. Con asombrosas escenas rodadas con cámara subjetiva, la película se descalabra por su excesiva duración y confusión narrativa.
Su larga duración, admisible en caso de obras maestras o prodigios del entretenimiento, obliga a convertirla en serie de dos capítulos. La vemos con poco interés y bastante sueño. Aún así disfrutamos el fantástico trabajo de Ralph Fiennes, cada vez más Mateo Escandón; la lujuria de Juliette Lewis, con la voz sugerente que nos roban en las versiones dobladas; y el deambular felino de Angela Bassett. Con asombrosas escenas rodadas con cámara subjetiva, la película se descalabra por su excesiva duración y confusión narrativa.
Entre los diálogos brillan algunas ideas. La más interesante engarza con uno de los hilos fundacionales y conductores de este diario abierto al mundo. La memoria. Los recuerdos. El pasado.
Una droga está extendida por el escenario diatópico de Strange Days. Son minidiscs con vivencias que se pueden disfrutar de nuevo, sean propias o ajenas. No hay más que grabarlas con el equipamiento apropiado y ponerse una boina electrónica para revivir el pasado. Una distracción inicialmente inofensiva que deriva hacia terrenos delictivos cuando los clientes piden nadar en lo prohibido. La película arranca con un atraco. Después se intuyen snuff movies y variantes más o menos imaginativas de relaciones sexuales entre individuos.
A mi me interesa particularmente la visita a los recuerdos. Un personaje le dice a Leny, el protagonista, que los recuerdos son para ser evocados, no para ser vividos otra vez.
Estoy de acuerdo. El recuerdo se presenta limpio de accesorios y distracciones, está depurado de ruidos, estorbos, mentiras, y hasta de verdades. Agazapados hasta que salta la espoleta. En una foto, en un olor, en una mirada.
Así los quiero y así los vivo.
Una droga está extendida por el escenario diatópico de Strange Days. Son minidiscs con vivencias que se pueden disfrutar de nuevo, sean propias o ajenas. No hay más que grabarlas con el equipamiento apropiado y ponerse una boina electrónica para revivir el pasado. Una distracción inicialmente inofensiva que deriva hacia terrenos delictivos cuando los clientes piden nadar en lo prohibido. La película arranca con un atraco. Después se intuyen snuff movies y variantes más o menos imaginativas de relaciones sexuales entre individuos.
A mi me interesa particularmente la visita a los recuerdos. Un personaje le dice a Leny, el protagonista, que los recuerdos son para ser evocados, no para ser vividos otra vez.
Estoy de acuerdo. El recuerdo se presenta limpio de accesorios y distracciones, está depurado de ruidos, estorbos, mentiras, y hasta de verdades. Agazapados hasta que salta la espoleta. En una foto, en un olor, en una mirada.
Así los quiero y así los vivo.
Etiquetas: DVD
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