22 octubre 2007

Veintidós de octubre

Hace ocho años cenaba con Julián en la ciudad gris. Después del oportuno carminativo, y tras salir a la calle, mi móvil me avisa de numerosas llamadas perdidas. Todas desde la casa verde. Un taxi me lleva allí y otro al hospital. Es la madrugada, las dos o dos y media. Entre azulejos nace el heredero. Veo en esa carita mi pasado, mi presente y mi futuro. Y también el linaje de mi pueblo.
En la habitación descansa la madre, yo hago mi duermevela en una silla. En la cuna suspira el niño. Soy feliz.