Veintidós de octubre
Hace ocho años cenaba con Julián en la ciudad gris. Después del oportuno carminativo, y tras salir a la calle, mi móvil me avisa de numerosas llamadas perdidas. Todas desde la casa verde. Un taxi me lleva allí y otro al hospital. Es la madrugada, las dos o dos y media. Entre azulejos nace el heredero. Veo en esa carita mi pasado, mi presente y mi futuro. Y también el linaje de mi pueblo.
En la habitación descansa la madre, yo hago mi duermevela en una silla. En la cuna suspira el niño. Soy feliz.
En la habitación descansa la madre, yo hago mi duermevela en una silla. En la cuna suspira el niño. Soy feliz.
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