Elsa
Las casualidades no existen.
¡Já!
En la mesa, esperando ser leído, descansa un ejemplar de Y el asno vio al ángel, y entonces viajé a Madrid y me encontré con Elsa Pataky en la calle Hermosilla.
No es alta, eso ya lo sabíamos, pero es guapa y dulce, como un helado de Nestlé. No había paparazzis, ni enormes gafas de sol, ni madre de la artista, ni Brody; sólo una hermosa muchacha con vestido verde que sigue su camino.
En la mesa, esperando ser leído, descansa un ejemplar de Y el asno vio al ángel, y entonces viajé a Madrid y me encontré con Elsa Pataky en la calle Hermosilla.
No es alta, eso ya lo sabíamos, pero es guapa y dulce, como un helado de Nestlé. No había paparazzis, ni enormes gafas de sol, ni madre de la artista, ni Brody; sólo una hermosa muchacha con vestido verde que sigue su camino.
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