27 abril 2007

Salmonetes

El dentista me deja solo y corro a refugiarme en el Consultado de Pola de Lena, en Innisfree, cerca del río. Es un lugar donde siempre te abren la puerta con una sonrisa. En la cocina, siempre en la cocina, me agasajan como si no fuera bastante con esa mirada chispeante que lo dice todo. Andaricas, menestra con besamel y el pez sublime, el compendio del mar y de la roca, el de la carne prieta y sabor potente, el salmonete. Con la fritura dominada llegan al plato tres ejemplares que disfruto con tanto estupor como emoción. Una naranja perfumada y dulce cierra el paso a otras tentaciones. A partir de ahí, la conversación en la sobremesa. La vieja Europa, con sus conflictos y sus precios. Los móviles tribanda y el fútbol. Los cachorros y las corbatas.
Llevo media vida alrededor de una mesa de la cocina. Cambia la mesa y la cocina. Perdura el estilo, el calor y la garra.