19 marzo 2007

La Princesa Mononoke (1.997)

Extraordinaria película de Hayao Miyazaki sobre el choque entre el hombre y la Naturaleza. La especia humana es invasora, parásita y oportunista. Juega a la supervivencia con normas diferentes. Así es inevitable la tragedia. En el período Muromachi la población japonesa se multiplica empujando los límites del bosque, fuente de vida en la mitología nipona. El hombre, en este caso encarnado en la dama Eboshi, descubre el poder de las aleaciones férricas creando formidables armas de fuego. El lado feminista de Eboshi libera mujeres de sus contratos en los burdeles para llevarlas a trabajar con ella en la ciudad del hierro. Eboshi no tiene piedad con la naturaleza circundante, necesita la madera para alimentar los hornos y construir y reconstruir sin cesar su ciudad. Los lobos, los monos y los jabalís encarnan la inteligencia natural que se rebela contra el invasor. Las consecuencias tienen forma de gusanos, malos olores y odio en la piel.
Ashitaka, joven príncipe de los casi extintos Emishi, decide combatir el odio que amenaza su universo. Por el camino tropieza con Mononoke San, la hija humana de la loba madre, loba con dos colas y con dos hijos también lobos. El combate es formidable y se centra en el Espíritu del Bosque, versión diaria con multicornamenta y cara de babuino del Caminante Nocturno. Alma dadora de vida para la comunidad que vive en el bosquerío.
La película es una obra señera del cine de animación y del otro. Estuvo a punto de costar la existencia al Estudio Ghibli pero resultó ser su salvación. El tesón de Miyazaki y sus animadores catapultó la obra de esta fábrica de emociones a los altares de la cinematografía. Nausicaa, Castillo en el Cielo, La Tumba de las Luciérnagas, El viaje de Chihiro, Castillo Ambulante llevan su sello. En Mononoke encontramos magníficos fondos, complejidad en los personajes, una tremenda banda sonora de Joe Hisaishi, y una historia planteada y resuelta con ritmo trepidante, sin concesiones a la galería (con algunas escenas cercanas al gore).
No hay sentimentalismo ni ecologismo de saldo, sólo lucha por la supervivencia. Y todo ello presentado con cine en estado puro.

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