De noche
Regreso a Fort Apache tras una entretenida concesión a la salud. La ciudad se pliega recogiéndose ensimismada bajo la luz amarilla de los focos. Los imbéciles huyen a toda velocidad y yo me deslumbro ante la geometría de un puente. El firme en obras me baja de la nube y rodeo la colina camino de casa. Dos prismas de ladrillo como dos cariátides me señalan el paso hacia la paz, hacia el calor de los míos. Allí, en Fort Apache.
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