10 agosto 2006

Saconita

Empezó un blog que duró un suspiro y por el que aún nos preguntamos. Entradas cotidianas, con desparpajo y sin tonterías, sobre su móvil, el gimnasio de Mariano y el tres.
Ayer hablamos veintidós minutos de iPods, de Nueva York y de la calorina. Estos días no escribe en el blog ni en ningún sitio. La bicicleta y una curva traicionera le averiaron el brazo izquierdo, larguísimo como el derecho y como él mismo. Ahora descansa en Huelva esperando el retorno a ese tráfago de idas y venidas en el que vive desde hace casi un año. Llegará el momento de las dudas y las decisiones, y cuando aparezca el caballo, iremos juntos, por la noche, a darle de comer.