08 febrero 2006

Esperar

El tiempo pasa despacio para los que esperan.
Es una melaza fría que se pega a todas partes embotando los sentidos y entorpeciendo los pensamientos. Este efecto se concentra centrifugado cuando el futuro está en otras manos, en otros sitios, en otros tiempos. La espera es turbia y le saca virutas a la paciencia y a la estima, provocando agitación y miedo. No nos enseñó nadie a gobernar la calma ni a domar el tiempo que pasa sin que rompa nuestras certezas y nuestros anhelos.
Hay que actuar y salir a caballo a buscar lo nos quitaron, durante días, sin desfallecer. El descanso espera en casa, tan nervioso como nosotros