20 mayo 2013

Cuarenta y cinco




Me espera un sendero junto al canal o una playa rendida al amanecer. 
Alcanzados los cuarenta y cinco sigo mi camino, my long way to the light, entre acordes de guitarra y letras agazapadas.
Vivo en la sonrisa de mis hijos y en el fulgor del azul cielo mientras suspiro que los días por venir sean amables con los míos y conmigo, no importa dónde estemos. 
Me siento querido como nunca y abrumado por las atenciones que no sé si merecí y que me permiten esperar, paciente e ilusionado, el sol de cada mañana.

Me alcanzarán las horas verdes y azules y entonces diré, sin duda ninguna, que el futuro ya está aquí.