Pasajeros
Viajamos en un mundo a la deriva sin más certezas que nuestras propias incertidumbres.
Llueve a diario y el sol se esconde de nuestros ojos.
El río es una superficie oscura que se desplaza engullendo ilusiones y arrastrando sueños.
Vivimos esperando una llamada telefónica que riegue de luz blanca y amarilla el camino que es premio y recompensa.
Y sí, la llamada llega.
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