22 marzo 2013

Ciudades


Hay ciudades grises y hay ciudades de colores que asombran a los niños. 
Puedes caminar esperando el sobresalto del siguiente bodrio o sorprenderte con las flores que brotan en las avenidas.
Encontrarás librerías merecidamente quebradas o una ensalada de tomate con ventresca que te hará recordar qué se necesita para atisbar la felicidad.
Te preguntarán huraños por el café y sin decir palabra o te abrazarán con un abanico de golosinas.
Al doblar la esquina esquivarás miradas ceñudas o buscarás la bicicleta que surca las calles camino de las casas de color albero.
Verás un río calmo que transporta barro y árboles o te pasmarás ante el recuadro azul de una piscina.
Es cosa tuya.
Elige tu ciudad. Elige bien.