05 marzo 2013

El beso de Glasgow (2.010)


- Ya veo.- Di una calada al cigarrillo y contemplé las volutas grises de humo-. Esto me lleva a un terreno peligroso. Y a usted también, para el caso. La policía está volcada en el asesinato de Calderilla y el comisario Willie McNab me dejó bien claro que su esposa lucirá mis cojones como pendientes si me atrevo a husmear.
Sneddon abrió un cajón que resonó con un crujido de madrea noble. Sacó algo y lo lanzó sobre el escritorio, justo delante de mí: un sobre blanco. Tenía la solapa metida dentro, no pegada, y abultaba mucho. De un modo gratificante.
- Cómprate unos nuevos - dijo Sneddon, señalando el sobre con un gesto.

Etiquetas: