Petirrojo (2.000)
Mucho después de haber aparcado en Bislett, en zona prohibida, aún podía recordar la sonrisa de sus ojos. Y aún la tenía presente cuando espantó al monstruo para que huyese otra vez bajo la cama, y se durmió sin percatarse de la lucecita roja del teléfono que parpadeaba indicándole que tenía un mensaje sin escuchar grabado en el contestador.
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