Incompleto para Nochebuena
Esta cena es, sin duda, un inventario de sillas vacías. Aunque volvemos a estar juntos. La vida tiene estas cosas, te da y te quita. No sé si debo o me deben, me siento a la mesa sin dejar de recordar ni por un momento. Todas aquellas cosas, aquellos días y sus noches.
El calor de la caldera que comía zapatos; la moto que se desvaneció un día de Reyes; aquel pasillo de madera donde te esperaba una jineta; los whiskies de Luis Villar; la visita apresurada a doña Berenguela-35 coronada con la respiración rota al final de la escalera; las sillas ocultas de manera torpe bajo de los abrigos; una vez que Julio y yo cantamos, preludio de tantas otras; las meriendas en California; los desayunos que eran comidas y terminaban en la cena; el atónito Papá Noël que asomó por la puerta de la terraza; las Nochebuenas y las Nochebuenas bis, allá en Innisfree.
Tantas cosas. Tantos días. Tantas noches.
El pasado, con sus paños de lana cosidos con espino. Que mire al futuro, me dicen. (...)
El calor de la caldera que comía zapatos; la moto que se desvaneció un día de Reyes; aquel pasillo de madera donde te esperaba una jineta; los whiskies de Luis Villar; la visita apresurada a doña Berenguela-35 coronada con la respiración rota al final de la escalera; las sillas ocultas de manera torpe bajo de los abrigos; una vez que Julio y yo cantamos, preludio de tantas otras; las meriendas en California; los desayunos que eran comidas y terminaban en la cena; el atónito Papá Noël que asomó por la puerta de la terraza; las Nochebuenas y las Nochebuenas bis, allá en Innisfree.
Tantas cosas. Tantos días. Tantas noches.
El pasado, con sus paños de lana cosidos con espino. Que mire al futuro, me dicen. (...)
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