12 septiembre 2006

The proposition (2.005)


Gran película australiana, un western que se desarrolla en el Outback, ese desierto terrible en el que los hombres exploran los límites físicos y morales de su existencia. Guión de Nick Cave, que también firma de la banda sonora junto con Warren Ellis. Dirección de John Hillcoat, sobria, pausada, como requemada por ese sol impenitente que es testigo o incluso actor de la historia. Fotografía de Benoît Delhomme, exquisita, llena de matices y alejada de efectismos. Por último, los actores. Guy Pearce, Ray Winstone, Danny Huston, Emily Watson y un extraordinario equipo de secundarios y figurantes. Intuyo que salvo los protagonistas, el resto no son profesionales, pero le dan una credibilidad desasosegante a las escenas en las que participan.
La historia es simple. La banda de forajidos de los hermanos Burns ha asesinado a una familia, violando a la embrazada mujer del matrimonio. El hermano mayor es un psicópata que trae de cabeza al Capitán Stanley (migrañoso personaje que trata de vivir como si estuviera en Londres mientras lucha por civilizar el territorio). Stanley captura a los otros dos y propone al mediano la liberación del pequeño si mata a su hermano mayor. En caso contrario, el pequeño será colgado el día de Navidad.
Los créditos iniciales avisan de escenas duras para los sentimientos de los aborígenes australianos, que aparecen despectivamente tratados como blacks a lo largo del metraje, e incluso son cazados sin piedad para evitar su venganza. Podemos decir que tenemos el espíritu de Meridiano de sangre (Cormac McCarthy, 1985) rondando por la pantalla. También un tremendo dilema entre moral y justicia. Y el intento quizá baldío de implantar las apariencias y estructuras británicas, formalmente civilizadas, aunque también implacables y crueles. Los parajes exigen lo máximo para sobrevivir, y sólo los aborígenes están adaptados. El hombre blanco busca la expansión, como los gases, y la frontera lo obliga a enfrentarse a sus principios, en constante duda sobre el derecho a traspasar los límites de los códigos transportados desde la metrópoli.
Fascinante obra que sigue el camino de películas señeras como Unforgiven (Clint Eastwood, 1992), que relanza un género que se muestra vivo y con códigos que permiten su localización en cualquier parte del mundo donde se viva al límite, frente a una naturaleza poderosa, sin más armas que la crueldad y los deseos de conquista.

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