15 mayo 2006

Perdidos

Seguir la senda no es suficiente. Queremos necesitamos exigimos saber a dónde vamos. No hay final, no hay última estación. Existe la sucesión, un eslabón engarza con el siguiente, un peldaño tras otro. Pero insistimos en ver el destino, la última parada del viaje. No hay. No importa. Lo interesante del trayecto es lo que se ve por la ventana. Los libros que te leas por el camino. La música que te chutes por los oídos. Los compañeros, las miradas oceánicas, los libros que leemos al trantran y que quedan por los vagones. Los bocadillo que compartas.
Los viajes siempre en tren barco andando. En coche autobús avión son otra cosa prisas retrasos stop fin. En el tren habrá muchachas rubias con mochilas tan grandes como su curiosidad y hombres gruesos transpirando paciencia y saber.
Aunque vayamos a ninguna parte, sabiéndolo de antemano, no estaremos perdidos jamás.